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Opinión

Un proceso que se debe respetar

Editorial

No podemos negar que el fútbol es el deporte rey y Costa Rica no escapa a esa realidad. Vivimos en un país futbolero cuyo corazón palpita al ritmo de la Selección Nacional, se trata de la disciplina que mueve fibras emocionales y desata pasiones.

Cada vez que la Tricolor sale al terreno de juego se encienden los focos de atención. Lo mismo ocurre cuando en la cancha se encuentran la Liga Deportiva Alajuelense y el Deportivo Saprissa, los equipos con más afición, o bien cuando se disputa una final nacional.

Lastimosamente, en el caso de la Tricolor, ha estado en el ojo del huracán prácticamente desde la salida del colombiano Jorge Luis Pinto y la hazaña en Brasil, pues todos los ticos deseaban que este momento épico se volviera a repetir o al menos se mantuvieran características que los jugadores mostraron durante ese periodo, pero no se han visto desde entonces. 

Lastimosamente hemos ido de fracaso en fracaso, desde entrenadores que se pelean a golpes en las graderías, algunos que apenas rinden para el gasto, hasta los que se dan el tupé de decir que dirigir una selección nacional los aburre. 

Seamos realistas, si de verdad hubieran trabajado pasa sacar el equipo adelante no les hubiera sobra tiempo para andar jugando de dandis, pavoneándose por los restaurantes más caros, ni para andar consiguiendo novia, antes de preocuparse por armar un equipo sólido que se hiciera notar por su juego y no por las peladas.

Luego de ese trago amargo, le dieron el equipo a Ronald González y fue un dolor de cabeza tras otro. Nunca nos vimos bien, jugamos a lo que Dios quisiera y a las chiripas que en algún momento lograban volver a ilusionar a los ticos con esa Sele que se codeaba de tú a tú con las grandes potencias del fútbol hace algunos años atrás, al punto que llevamos casi un año y ocho meses de no ganar un partido.

No obstante, aunque de ese equipo se conservan muchas de sus figuras, solo queda el recuerdo, de esos como cuando se le pararon con valentía a los integrantes del grupo de la muerte en Brasil y dejaron a más de uno con la boca abierta porque los seleccionados demostraron que podíamos ser más que un rejuntado de compas que se reunían a jugar una mejenga.

Tras mucha polémica y reclamos hacia la dirigencia, se tomaron decisiones y los ticos volvemos a ilusionarnos con el entrenador que llegó este jueves a nuestro país, don Luis Fernando Suárez, quien se destaca por ser un hombre de mano dura, a quien le gusta sobresalir por hacer bien las cosas.

Esperamos de corazón que lo dejen cumplir un proceso, que le permitan trabajar, que no haya injerencia de ninguna cabeza dirigencial para llamar a Zutano, Mengano o Perencejo solo porque eso les genera publicidad y les dé trabajito, aunque no jueguen nada.

Precisamente, respetar un proceso cuesta mucho en la Tricolor y en los mismos clubes costarricenses. A las primeras de tanteo, los directivos se asustan y terminan cediendo, cortan por lo más delgado, destituyen al entrenador cuando los jugadores tienen la misma responsabilidad o incluso una cuota más alta, porque están en el campo de juego actuando según lo que les dijeron, pero con la posibilidad de no hacer caso.

Otro punto importante es que, si el entrenador viene con mano dura y eso nos va a ayudar a enderezar el rumbo de la Sele para la eliminatoria, ojalá algunos no se pongan a jugar de estrellitas y empiecen a hacer conspiraciones contra el timonel. Si alguno no tiene la madurez suficiente para hablar las cosas como adultos, mejor que deje el equipo, porque a estas alturas no estamos para hacernos daño entre nosotros mismos.

Resulta vital que queden afuera los pechos fríos, esos que de manera convenenciera solo vienen a jugar cuando todos los reflectores están sobre ellos. Aquí somos o no somos, no es momento de querer figurar como si fueran la única estrella del universo, porque les recordamos que algunos están donde están porque precisamente los vieron jugar en la Selección Nacional, antes de esto pocos tienen la suerte de ser descubiertos en sus equipos, porque recordemos que, para el mundo, Costa Rica no es un referente de fútbol. A ellos les corresponde tener claro que no mandan y su función es hacer bien las cosas en la cancha para sacar los resultados, de los cuales al final de cuentas se verán beneficiados cuando busquen un mejor contrato o cambiar de equipo. Las decisiones deben tomarlas los de saco y corbata, a quienes les toca la tarea de amarrarse los pantalones para respetar el proceso.

Esperemos que este nuevo entrenador pase un poco más allá del refrán que reza que toda escoba nueva barre bien y demuestre que viene para hacerse grande en Costa Rica y ante el mundo, que sea estricto con sus pensamientos, que no negocie la disciplina, porque los ticos somos muy dados a necesitar que nos anden debajo del zapato para funcionar.

Esperemos que las hazañas de Brasil 2014 revivan en vez de volverse un lejano recuerdo, que los integrantes de la Sele reaccionen para no pasar toda la eliminatoria en una pura sufridera. ¡Qué lindos aquellos tiempos! ¡Ya se nos había quitado esa maña de pasar dejando los pelos en el alambre!

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Viernes 25 Junio, 2021

HORA: 12:00 AM

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