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Opinión

La seriedad de la política en broma y con fisga

Lic. William Hayden Q.*

La ética es como una banda de hule para hacer tensión dinámica. Muuy elástica, se estira y encoje de acuerdo con la conveniencia del usuario. El Partido Acción Ciudadana (PAC), fundado el 3 de diciembre del año 2000 por Ottón Solís y un grupo de liberacionistas, disconformes con el proceso de descomposición, la corrupción interna, y la falta de ética de los dirigentes del PLN. Como nuevo partido, enarboló la bandera de la Ética Cristalina. Pero igual una ética elástica. Acomodaticia a las circunstancias. El Tribunal Supremo de Elecciones le impuso al PAC una sanción penal de ¢353,0 millones (pueden ser ¢500,0 millones según la Fiscalía) por el delito de estafa que cometieron el tesorero y un colaborador cuando en las elecciones del 2010 para tener disfrute a la contribución estatal pretendieron cobrar servicios de capacitación no efectuados. ¡Vivillos elásticos! Pero, además de esta sinvergüenzada, ahora pretenden pagar esa multa con fondos públicos de la deuda política de la campaña de 2014 que les corresponde. ¿De veras quieren hacer esto? Pues sí. ¿Se saldrán con la suya? Posiblemente, en este país todo puede suceder.

Como estaba previsto, se desinfló el carro de las precandidaturas del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC). En el rodaje perdió a sus dos llantas traseras. Carabaguíaz y Murray. No hay que ser brujo ni politólogo para ver lo que venía. Para empezar, ninguno de los dos tiene el estatus de estadista para pretender la Presidencia de la República. Les faltó la ingesta del jarabe Ubicatex o quizás fue un exceso de soberbia o de sobrevaloración de sus condiciones políticas. Además, no cumplían con el requisito de militancia de por lo menos dos años continuos en el partido y, por último, estaban chonetes. No tenían los ¢40,0 millones del derecho de peaje para ser precandidatos. Presentaron sendos recursos de amparo ante el Tribunal Supremo de Elecciones, que aún no se ha pronunciado, pero parece que la tienen perdida. Ahora el carro desapareció y se transformó en una moto, con Rodolfo Piza de conductor y Rafael Ortiz en el asiento trasero, chupando rueda y rogando que también el exmagistrado se desinfle. Sin embargo, todo apunta a que este sea el vencedor de la convención y el actual diputado se quede lamentando que le fallaron las bases que dice representar.

Rodolfo Piza todos los días ofrece algo distinto, antes se había presentado como el breteador, ahora imita a Diego (Parmenio) Castro y es constructor, quiere construir un metro en la capital para terminar con las presas, pero no dice cómo financiará los $2.500 millones. A lo mejor lo estamos confundiendo y lo que dijo fue legar una cinta métrica. Pero hacen gracia sus promesas, quiere ver patos en los ríos, en vez de los cerotes que arrastran los ríos María Aguilar, Torres, Tiribi y hasta el Virilla. Podría darse una vuelta por el lago de la Sabana y ver los patos, sobre todo los piches que hay en este momento, le sale de gratis a él y al país.

En el año 1985, un joven político, franco, valiente, sincero, una nueva esperanza para el país, renegó del caudillo Don Pepe Figueres y de Daniel Oduber. Los insultó llamándolos padrinos, ayatolas, todo porque no favorecían su precandidatura en la convención interna del PLN al estar ellos a favor de Carlos Manuel Castillo. Treinta y dos años después, este político, Óscar Arias, es un padrino, un ayatola y, peor aún, un ventrílocuo. Irrespeta el proceso de convención interna del PLN, ningunea a tres dignos precandidatos y escoge a Toño Álvarez, su marioneta, se lo sienta en sus piernas y habla por él. Como no hay almuerzo gratis, de seguro espera compartir el poder, en caso de que fuera ganador, y colocar a sus acólitos y seguidores en el nuevo gobierno. Y estos están felices, lo aclaman y vitorean, se arrodillan ante el becerro, ya se ven en Zapote, en embajadas y en las instituciones del gobierno disfrutando de cargos públicos, viajes y pensiones millonarias.

Esto no está bien, pero, idiay, en la nauseabunda política nuestra es el pan de cada día. De nuevo la ética elástica. Lo que está mal es que este político en cadena de televisión (seguro pagada por su ahijado) irrespete el libre albedrío de los ciudadanos, la libertad de conciencia electoral del pueblo y que con soberbia mesiánica nos diga por quién votar. ¿Tan pendejos y adocenados nos considera que él nos debe indicar el camino? Eso está mal, pero muy mal. Nadie, por más pintado que sea, tiene el derecho de manipular nuestras decisiones. Al menos las mías.

 

*Economista 

Hayden & Asociados

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Sábado 29 Abril, 2017

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