No es la primera pandemia. Pero sí es la más “famosa”, es decir la más difundida por las facilidades de comunicación global vía internet y redes sociales. Esta circunstancia la convirtió a su vez en la más temida y la más odiada.
Según un “mapeo” del virus por parte de la Universidad Johns Hopkins (Baltimore, Estados Unidos) al 04 de mayo de 2020, hay registrados 3.482.848 casos los cuales han provocado 257,508 muertes. Esta cifra evidentemente es alta, pero no la más alta entre las causas de muerte en el mundo. Sobre todo si lo comparamos con las más de ocho millones de personas que mueren cada año en el mundo por infarto de miocardio. E incluso cuando lo comparamos con las 650,000 muertes aproximadas por el virus de la influenza. Evidentemente una pandemia no vale ni siquiera una muerte lo cual es de lamentar mucho.
El punto no es comparar cifras, aunque es importante el análisis estadístico y epidemiológico; sino aprender las lecciones que nos deja una pandemia como la que estamos viviendo. Desde el punto de vista médico puedo ver que podemos hacer más para mejorar los índices de salud en el mundo disminuyendo las cifras de infecciones que causan muertes como la diarrea que en países en vías de desarrollo son una calamidad. Se estima que cada hora mueren aproximadamente cuarenta niños o niñas en el mundo a causa de diarrea.
Ante la amenaza del Coronavirus, el mundo entero ha reaprendido sus hábitos de higiene: por ejemplo, la importancia de lavarse las manos continuamente con agua y jabón de manera adecuada y siempre antes de consumir alimentos. Asimismo, aprendió a estornudar y toser disminuyendo el riesgo de contagio hacia las personas que los rodean. También la humanidad ha aprendido sobre la vulnerabilidad de los adultos mayores tomando conciencia de la necesidad de cuidarlos lo que implica control de sus enfermedades crónicas y mejoramiento de la alimentación y cuidados generales. Hemos aprendido también que hay enfermedades crónicas como la diabetes y presión alta que minimizamos pero que nos hacen blanco fácil de las infecciones al convertirnos en personas en riesgo aumentando el índice de mortalidad y complicaciones. A pesar de la campaña mundial en redes en contra de la vacunación, lo cual no tiene fundamento alguno por el valor que tienen las vacunas en el mejoramiento de los índices de salud a través de la prevención de dichas enfermedades contagiosas algunas de las cuales han sido erradicadas del mundo como la viruela, el polio en algunos lugares y también el sarampión; hoy en día las personas están tomando conciencia de la importancia de la vacunación.
Pero lo más importante es que tomemos conciencia de que a pesar del terror que ha generado la difusión y el manejo de esta pandemia, hay otras enfermedades infecciosas y no infecciosas más terroríficas aún que el coronavirus que golpean a la humanidad desde hace muchos años y que si unimos esfuerzos de la misma manera podríamos mejorar la calidad de vida de las personas, disminuir la inmensa cantidad de niños, niñas, adultos mayores y personas vulnerables que mueren cada día en todo el mundo. La tarea apenas comienza. Sin temor, pero con profundo respeto.
*Clínica Médica del Sur
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CRÉDITOS: Dr. Alvaro Sanabria Mora*
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Lunes 11 Mayo, 2020
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