El término ‘vamping’ surge de la conjunción de las palabras inglesas ‘vampire’ que son los seres fantásticos que están despiertos solo en la noche y ‘texting’ que significa enviar mensajes a través de aparatos electrónicos.
Este un concepto relativamente nuevo utilizado sobre todo en las redes sociales, con el cual se designa el hábito, con fines recreativos, de ver el celular o la tableta antes de acostarse. Para la mayoría de las personas es una conducta inocua que no trae ninguna consecuencia. Sin embargo, en algunos puede asociarse a lo que hoy se denomina insomnio tecnológico.
Así este hábito se ha convertido en una conducta contraproducente que genera dificultades para conciliar el sueño, situación que se ha comenzado a reportar, con mayor frecuencia, en diversas partes del mundo, en la población que cumple con la cuarentena. Este fenómeno ya se había descrito previamente pero ahora, con el confinamiento, la frecuencia es inusitadamente alta.
Así, justo antes de acostarse estas personas encienden su tableta o el celular, con el fin de hacer una revisión de los mensajes recibidos y de las últimas noticias. Sin embargo, la interacción en las redes o las páginas visitadas resultan tan interesante que lo que se planteó como una breve visita se convierte en una larga sesión que puede durar hasta horas.
Son varios los factores que influyen para que el vamping genere insomnio, por un lado, al prolongarse el tiempo navegando en internet se dispone de menos horas para dormir. Además, el interés que generan los sitios visitados, muchos sobre noticias del coronavirus, provoca un estado de alerta que mantiene activo al cerebro lo cual hace más difícil conciliar el sueño.
Se agrega además un fenómeno bioquímico. Con la oscuridad el cerebro produce melatonina, sustancia encargada de la regulación del sueño, como los aparatos electrónicos emiten luz, el cerebro no segrega esta sustancia, y por ende se vuelve más difícil conciliar el sueño.
Hoy la ciencia nos indica que el mal dormir dejó de ser un problema limitado al sueño, ya que dormir menos horas que las que el cuerpo requiere, tiene diversas consecuencias en el organismo.
Por un lado, genera cansancio, que hace que el individuo sea poco activo a lo largo del día y rehúya el ejercicio, además aumenta el deseo por comidas ricas en grasa y azúcar, que propician el sobrepeso, además tiene efectos metabólicos nocivos que aumentan el riesgo de padecer diabetes, e hipertensión arterial y adicionalmente repercute negativamente en el desempeño sexual.
El insomnio tecnológico muchas veces cede fácilmente con solo desconectar celulares y tabletas al momento de acostarse. Otros requieren de algunas otras medidas. Suele ser útil una ducha con agua caliente antes de acostarse, así como tomar tés naturales.
Para algunos, las recomendaciones clásicas también resultan efectivas como la lectura, escuchar música suave, hacer ejercicios de respiración y de relajación, y en estos tiempos de cuarentena evitar la exposición a contenidos noticiosos que pueden afectar el estado anímico. El buen dormir, y el desempeño sexual suelen recuperarse con estas sencillas medidas, sin embargo, en aquellos casos en que persistan es recomendable la evaluación profesional.
