Grindavík. (AFP)- Los gestos son lentos, la respiración profunda. En la orilla del Kleifarvatn, uno de los lagos más profundos de Islandia, hay que domar el frío antes de sumergirse en las heladas aguas y acceder así al bienestar.
El termómetro marca -6° C en la superficie del lago congelado. Armado con un hacha, Andri Einarsson, uno de los instructores de este inusual seminario, rompe los 5 centímetros de capa formada por el hielo para crear un agujero que pronto acogerá a los bañistas.
Muy abrigados, se calientan al ritmo de profundas inspiraciones acompañadas por movimientos similares al haka neozelandés.
"Todo ello prepara el sistema inmunitario para el frio, estimula el espíritu y permite activar la grasa" generadora de calor, explica Andri Einarsson.
Esta técnica de respiración es uno de los pilares del método de Wim Hof, nombre del holandés que batió el récord del mundo de resistencia al frío.
En 2007 el atleta, llamado "el hombre de hielo", subió al Everest en pantalón corto hasta 7.400 metros y tiene en su activo una media maratón descalzo, celebrada más allá del Círculo Polar ártico.
La terapia del frío combina técnicas respiratorias, exposición al frío y meditación contra la fatiga, el estrés y la mejora de las defensas inmunitarias.
La exposición al frío, cuyos efectos analgésicos son conocidos desde la antigüedad, es una práctica adoptada desde hace algunos años por los atletas de alta competición.
En Islandia casi la totalidad de las piscinas del país propone baños de 2° C a 10° C. Muchos aseguran que se han librado de dolores crónicos en la espalda o superado migrañas.
PERIODISTA: Redacción Diario Extra
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Martes 24 Marzo, 2020
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