Ocurrencia diabólica, Reino Desunido
José María Penabad López
El inmaduro conservador inglés, David Cameron, de 49 años, puso en práctica una ocurrencia costosísima para el Reino Unido y, a la corta, para el resto del Viejo Continente y los aledaños que negocian con el territorio isleño de su graciosa majestad, reina Isabel.
Cameron, dimitido para octubre, propuso un referéndum nacional donde los británicos votasen a favor de quedarse o alejarse de la Unión Europea. El imberbe primer ministro pretendía, con la jugada, domesticar a los euroescépticos de su partido y reafirmar el liderazgo en el añejo imperio. Nada salió como planificó.
Las urnas, sorpresivamente, por estrecho margen, respaldaron el divorcio. El joven político se vio obligado a dimitir. Inglaterra fuera de Europa, ahora lamentos e inconformidades.
Un 75% de los jóvenes, ausentes a la hora del sufragio, protestan, desean ser parte de la UE. Cerca de tres millones de pobladores piden la repetición de la consulta. Y hasta los ganadores se preguntan: ¿Qué hemos hecho, Dios mío?
Los cinco millones, y pico, de escoceses votaron (62%) a favor del matrimonio feliz con Europa. Igual que irlanda del Norte. La Gran Bretaña se convierte en Pequeña Inglaterra por discrepancias entre la diversidad de sus regiones. Reino Unido desunido. Y en el aire quedan Malvinas y Gibraltar cuya vigencia se sostiene por el directo amparo de la UE. Escocia y las 790 islas que la conforman hacen gestiones para seguir siendo europeas.
Por todas partes, (Costa Rica es ejemplo de las costosas ocurrencias salidas de Cuesta de Moras) decimos, los políticos gozan de escasa credibiidad, pero los líderes de la separación a la inglesa han batido un récord mundial al falsear datos y desdecirse de las promesas hechas durante la campaña del referéndum.
En la prestigiosa BBC, el encargado de rotular las informaciones, sin querer, queriendo, tuvo la espontánea ocurrencia, marcaje al ritmo ocurrente, de desnudar a la jerarquía superior del gobierno de Londres. En una imagen en la que aparece David Cameron, al que propios y extraños señalan como principal culpable del Brexit, el trabajador recalificó el cargo del premier británico cual retrato cómico o acaso polémico: Human disaster (en español, Desastre humano) que pudo leerse en las noticias posteriores al día 23 de junio/16.
El Reino ¨desunido¨, como primera intención, quiere seguir en el mercado único como si nada hubiera pasado, pero sin asumir la libre circulación de personas y sin contribuir al presupuesto comunitario. La influyente Merkel ya ha dicho que no será posible. El club tiene sus normas y sus cuotas. Permitir una excepción sería poner a la UE en manos de los populismos xenófabos que explotan el miedo de las clases medias empobrecidas.
El poeta francés Augustin Louis Marie de Ximenes (1726-1817) acuñó una expresión para retratar espíritu y acción del mundo británico: “La pérfida Albión” en térmimos anglófobos u hostiles. La fórmula que explica el adjetivo ¨pérfido¨ fue utilizada y esgrimida con intenciones varias a través de los siglos, según las circunstancias. España lo acentúa para discutir el diferendo sobre Gibraltar, y Argentina lo repite para reclamar su legitimidad en las Malvinas.
Viene en nuestro auxilio Marius Carol para facilitarnos una perfecta lección, significado, forma y fondo, respecto a la hoy desequilibrada patria de Shakespeare.
En uno de los capítulos de la serie “Sí, Ministro” el titular de la cartera de Asuntos Administrativos (Paul Eddington) mantiene la siguiente conversación con su secretario (Nigel Hawthorne):
--- ¿Pero el Ministerio de Asuntos Exteriores no se da cuenta de que con estas políticas daña la idea de Europa?
--- Estoy seguro de que sí y por eso las apoya.
--- ¿Pero el ministerio no es proeuropeo?
--- Sí y no. Es proeuropeo porque en realidad es antieuropeo. Toda la Administración estaba unida en su deseo de que el Mercado Común no tuviera éxito. Por eso entramos.
--- ¿Qué quiere decir?
--- Pues que Gran Bretaña tiene el mismo objetivo desde hace 500 años: crear una Europa desunida. Por eso hemos luchado con los holandeses contra los españoles, con los alemanes contra los franceses, con los franceses e italianos contra los alemanes y al lado de los franceses contra alemanes e italianos. Dividir para vencer ¿Por qué tendríamos que cambiar?
Tras la Segunda Guerra Mundial, los países continentales comprendieron que otro enfrentamiento era insostenible y que la recuperación pasaba por la cooperación. Londres se quedó al margen cuando Alemania y Francia lideraron el Mercado Común. Los ingleses fueron admitidos en 1974. Antes, De Gaulle les impidió la asociación. El general consideraba que los británicos tenían mentalidad insular, no colaboradores, como acaba de demostrarse.
Ni los agoreros de la bola futurista había previsto el Brexit. Tampoco los mercados. El FMI ya ha advertido que no es posible sacar a Inglaterra de la UE sin perder dinero. Habrá un costo para ambos escenarios, incluyendo la economía mundial. Tampoco existe hoja de ruta en ninguno de los casos. Es el tiempo, que todo lo cura, el paso de los días dictará sentencia. (Tal como señala la estampa de OjO).
