De los guanacastecos no solo hay que acordarse el 25 de julio
Editorial
Es muy bonito que cada 25 de julio en las escuelas y colegios nos hayan enseñado que celebramos con bombos y platillos que Nicoya decidió anexarse a nuestro país y de esta manera ser parte de Costa Rica de esto hace ya 192 años, sin embargo, quienes viven no solo en este cantón sino en toda esta provincia afirman no tener tanto que celebrar.
De hecho, muchos guanacastecos afirman que todos los años se sienten defraudados porque de ellos se acuerdan solamente cuando se celebra el 25 de julio y luego de que las autoridades de gobierno pasan una semana o un poco más por allá, después de eso no se ven por esos lados ni en pintura.
Bueno, por lo menos haciendo algo por las comunidades porque apostamos lo que sea a que muchos de ellos aprovechan para darse una escapada a las hermosas playas de este lugar, sin importarles las necesidades que hay.
Como muchos tienen casas de playa o van a hospedarse en hoteles cinco estrellas ni siquiera se rozan con la gente de estos lugares o sus necesidades y como pertenecen al Olimpo, no conviven con los ciudadanos de a pie, como algunos políticos tienden a llamarnos, por lo que no se dan la oportunidad de conocer de primera mano la problemática que vive toda esa provincia que está urgida de que vuelvan la mirada hacia ella.
De hecho, muchos de los vecinos de los cantones guanacastecos tienen como principal queja que los políticos se acuerdan de ellos solamente cuando están en elecciones o para la celebración de la Anexión del Partido de Nicoya y la miseria, la pobreza y las necesidades de ellos no vuelven a importarle a nadie más, a menos de que haya alguna ocasión especial.
Quienes se han dado una vuelta por esta provincia a consciencia se pueden dar cuenta de que no todo es color de rosa como lo quieren dar a conocer en los comunicados de prensa de algunas instituciones, hay miles de familias que viven rodeadas de pobreza y en condiciones infrahumanas.
Pues a muchos les andan las moscas un día sí y el otro también, si hablamos del tema de la vivienda literalmente viven entre latas, en cualquier momento un mal viento se las puede llevar y dejar a más de uno a la intemperie.
La luz y el agua potable en la mayoría de casos solo son conocidas por los periódicos o las revistas que se encuentran en la basura porque las autoridades les cobran como si les fueran a poner conexiones bañadas en oro a personas que muchas veces ni siquiera tienen para hacer ni una comida diaria.
Otra penuria por la que pasan es la escasez del agua, preciado líquido del cual muchos no disponen y a esto hay que sumarle que la naturaleza también parece haberse ensañado con ellos porque tampoco está lloviendo como en otros años.
Por lo que quienes tenían cultivos en muchos casos los han perdido, a los que tenían ganado se les han muerto porque no tienen qué comer; ante este crudo panorama muchos han decidido dejar su vida en esta provincia y venir a aventurarse a la capital pensando que no van a estar aquí peor de lo que en el cantón que los vio nacer.
A toda esta miseria y desgracia hay que sumarle el montón de africanos que lograron cruzar la frontera y por los cuales las autoridades no han hecho nada, que también viven en condiciones peor que los animales y como desgraciadamente no tienen recursos ven que queda mal puesto, por todo hacen un pleito y muchos cuando se les confronta toman actitudes violentas. El problema es que ya no son ni diez y 100, sino 3 mil extracontinentales los que están en nuestro país.
Asimismo preocupa las enfermedades que pueden generarse en estas aglomeraciones de personas, las que viven apiñadas y hacen sus necesidades fisiológicas donde les agarren ganas sin importar si es la entrada de algún hogar.
Pero al parecer ellos son menos importantes que los cubanos que estuvieron en suelo tico, porque por estos nadie ha corrido a ver cómo se les ayuda, tanto es así que muchas de las mujeres que venían embarazadas han estado dando a luz y las autoridades no han corrido a anunciarlo con bombos y platillos, como lo hicieron con la pequeña isleña costarricense que nació a principio de año.
Si les dieran la misma importancia, durante la gira presidencial por lo menos se hubieran dado una vuelta para ver cómo estaban, pero no, trataron de tapar el sol con un dedo y hacer de cuentas que ese problema no existe.
El deber de todos nosotros es no ser como los políticos que van solo a disfrutar de las celebraciones o de las hermosas playas de esta provincia, si ponemos un granito de arena podemos hacer brillar nuevamente este pedacito de territorio que tanto orgullo nos ha dado.
