Lo que el agua se llevó
Licda. Ana Lourdes Golcher González* / [email protected]
Cuando inicia la estación lluviosa, inician en la Gran Área Metropolitana inundaciones graves que sumergen nuestras ciudades principales bajo el agua. Tradicionalmente se le ha achacado el problema únicamente a la basura con la que temerariamente llenamos las alcantarillas y los ríos. Todo tipo de muebles viejos, electrodomésticos, objetos plásticos y hasta pedazos de vehículos constituyen el inventario con el que tapamos las vías para desfogar el agua de lluvia que constituye la escorrentía pluvial.
Pero además de la basura la llamada huella de cemento que impermeabiliza el terreno impidiendo que el agua de lluvia sea absorbida, es también responsable de las inundaciones. Esta huella la constituyen aceras y calles pavimentadas, pero también la gran cantidad de desarrollos inmobiliarios que se han construido en todas las áreas del gran Valle Central, incluidas zonas donde antes no había uso de suelo para urbanizaciones. El principal problema es que solo la mitad de las municipalidades del país tienen un plan regulador que ordena sus territorios, delimitando en qué lugares y en qué porcentaje puede construirse.
De manera que mientras no existan planes reguladores en todo el país, seguiremos padeciendo de la impermeabilización de los terrenos que producen un exceso en la escorrentía pluvial. Otro factor causante de inundaciones es la situación actual de nuestro alcantarillado pluvial. Este alcantarillado tiene tres problemas: 1.- Su Utilización para otros fines: Aunque fue diseñado únicamente para transportar el agua de las lluvias, en muchos lugares se utiliza de manera ilegal para el transporte de aguas grises e industriales. Esta actividad está expresamente prohibida en el artículo 62 del Reglamento de Vertido y Re-uso de Aguas Residuales.
2.- Su falta de capacidad: el diámetro de las tuberías es insuficiente para el caudal de las aguas que transporta. Esto debido a su antigüedad que en algunos tramos de la ciudad alcanza 200 años y de manera general se ha indicado que tiene un rezago de 30 años. Con esto queremos decir que ya las ciudades no son las mismas y que necesitamos la sustitución del alcantarillado pluvial para adecuarlo a la realidad de cada cantón. Tarea que le compete a cada municipalidad y que en el caso específico de la Municipalidad de San José, se calcula se necesitarán varios millones de dólares para realizar esta sustitución.
3.- La falta de mantenimiento: Se debe reforzar el mantenimiento de las alcantarillas no solo con la limpieza y extracción de basura, también con el monitoreo de qué aguas se están depositando en ellas. El dragado de ríos y acequias debe hacerse como mínimo cada año antes del inicio de las lluvias y no se realiza hace varios años. Y por supuesto necesitamos educarnos para no botar basura en alcantarillas y ríos y para esto debemos iniciar campañas en escuelas, colegios, iglesias, y en todas las organizaciones del país. Porque es evidente que las que se hayan hecho hasta ahora, no han funcionado. Teniendo en cuenta que los meses de mayor precipitación lluviosa están por venir, las inundaciones representan una realidad innegable y aterradora ante la que debemos tomar acción, antes de que tengamos que llorar por lo que el agua se llevó.
*Abogada Litigante
