La política y demagogia

Me preocupa que la demagogia y el populismo puedan ser la ilusión de muchas personas y se les engañe.

El político es y deberá ser siempre el ser humano insonoro de las necesidades públicas de la ciudadanía, responderá comprometido ante la problemática imperante, el político es y deberá ser siempre el hombre ante el llamado; muy comúnmente se confunde el político con el demagogo y a la política con la demagogia, es verdad que en veces muchos políticos tienen mucho de demagogo y el demagogo mucho de político, si este mantiene una tolerancia elástica para las discrepancias ideológicas el demagogo será dogmático absolutista, nadie más que él será el portador del conocimiento de lo que le conviene o no al pueblo. Una demagogia barata y corriente , en gobernar, o tomar iniciativa, políticas de manera populista, buscando satisfacer de manera simplista las demandas más triviales y emocionales del pueblo en el corto plazo.

Etimológicamente guiar o llevar es corto planista de hacer político donde no se mira el futuro e intento de construir un mejor país, sino que se buscan votos y apoyo apelando a los deseos más básicos, un ejemplo sistemáticamente sería lanzar dinero o choques a las multitudes literalmente, el pueblo se alzaría en ovaciones ante tan noble acto entregando sus votos entre lágrimas de alegría sin saber o pensar por un instante las consecuencias, como la inflación y devaluación eventual del dinero, lo que con llevaría a una situación más precaria del pueblo en el mediano plazo. Una vez que se acabe el regalo, el mismo sueldo que recibiría valdría menos, quedando así con un menor poder adquisitivo y peor situación para sus familias, algunos políticos se pelean para figurar en la TV por el populismo que al final no conlleva a nada, todo esto trae como consecuencia la problemática de la tendencia a caer en la demagogia, es así como el poder y la política se ven desde abajo.

Evitemos la demagogia, que nunca nos beneficia, abusar de la demagogia, utilizar un lenguaje de pureza ideológica de blanco terrenal (que no celestial) y poner unos titulares que, por malintencionados y desvirtuadores de la realidad, no hacen sino reflejar la estrechez de miras. El populismo no tiene o carece de una ideología clara y concreta y en consecuencia no es ni de derecha ni de izquierda, no es liberal ni totalitaria, no es demócrata ni antidemócrata, es todo a la vez, destacándose algunas características de una u otra corriente de pensamiento político, es decir de ideas sobre el Estado y la sociedad.

No es que exista un partido "demagógico", sino que si bien la democracia tiene muchísimos "pro", o sea cosas a su favor (mucho más que cualquier otro sistema), también tiene sus problemas, como la tendencia a caer en la demagogia, como ya lo señalaba Aristóteles en su época (de hecho no era partidario de la democracia como la conocemos - en su época los políticos ya empleaban recursos "sofistas" de argumentación para ganar votos y conquistar al pueblo con promesas vacías pero emotivas).

Dice un refrán castellano que “para decir mentiras y comer pescado hay que tener cuidado”. Aunque nunca somos ciento por ciento veraces en todo cuanto hacemos o decimos (de lo contrario no existiría “inteligencia” ni “contrainteligencia” afectivas), es muy evidente que ajustarse a la verdad es en general más saludable en política y en otras muchas actividades sociales que mentir o disimular. Sin embargo, el disimulo y la mentira se tornan especialmente peligrosos cuando se jura en vano ante jueces competentes, cuando se miente en declaraciones públicas, o cuando se narran eventos que todos reconocemos como absolutamente absurdos o fantásticos.

*Estudiante

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Lunes 20 Octubre, 2014

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Marcony Lobo* / [email protected]