¿Borracho? Esa pregunta quedará sin respuesta para el Gobierno en el caso del embajador de Paraguay, Marco Peraza.
En medio de la fiesta del Mundial Brasil 2014, trascendió la noticia de que Peraza protagonizó un choque, en el que según informó la prensa local, conducía ebrio.
La Cancillería le solicitó un informe sobre el incidente, pero el material aportado no tiene la capacidad de comprobar si venía borracho,explicó el canciller Manuel González, quien definió que “no tiene una policía diplomática”.
“Tenemos un problema aquí de una palabra contra la otra, aquí por control remoto a la distancia es difícil comprobar cuál es cuál, en su reporte (el embajador) no hace referencia a su situación etílica en el momento de la colisión, lo único a que hace referencia es que se le pidió una alcoholemia y decidió no hacérsela por sus inmunidades, en el caso del reporte muy general que recibimos de Paraguay hacía mención a la misma”, señaló González.
Aunque el Canciller reconoce que esta polémica pesa en la decisión de moverlo o no, rechaza utilizar el argumento, pues generaría una pérdida de tiempo.
“Si voy a destituir o remover un embajador que de todos modos lo sé, ¿para qué voy a esperar 6 meses en un proceso administrativo?”, sostuvo González.
La decisión de destituirlo no ha sido aún tomada, pero es la que más pesa, según el Canciller, incluso antes del incidente, ya que responde a un nombramiento político.
