Lunes 20, Mayo 2024

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° San José, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Alajuela, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Cartago, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Heredia, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Limón, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Guanacaste, CR

  • Pronóstico del tiempo

    ° / ° Puntarenas, CR

Opinión

Lo que está bien hecho y a derecho no se tuerce ni se toca, se deja quieto

Jaime Flores Cerdas

Mucho menos si es altamente volátil, inflamable o de riesgo explosivo. El inclaudicable, inalienable e intocable derecho ciudadano costarricense a la huelga, paro y manifestaciones o protestas sui generis, que tanto les costó a nuestros sabios antepasados y que todos estamos llamados a valorar más; donde haya opresión, displicencia, cabezonada o imposiciones arbitrarias, por parte de cualquier autoridad, pública o privada, se respeta y se respetará por siempre y es improcedente manosearlo o intentar darle un reacomodo que no necesita, poniendo en peligro innecesario nuestra más que centenaria idiosincrasia pacífica y por ende nuestra sagrada, defendida e intocable paz.

Independientemente si es autoridad pública o privada, los actores activos y pasivos insustituibles en este tipo de relación ciudadana, siempre son los mismos: opresores y oprimidos, reyes y súbditos, trabajadores o pueblo y detentadores engolosinados, casi ebrios de poder. Por tanto, el derecho a ese tipo de protestas es igual en cualquier campo, de un lado los que la pasan bien oprimiendo y del otro los que la pasan mal sufriendo la maldita opresión proferida.

Pero estos derechos a huelga, paro, libre expresión, etc., si no son atendidos con diligencia y terminan siendo como si no existieran, quedarían subrepticiamente inoperantes e invisibilizados, como desgraciada e infelizmente siempre sucede. Por ello, para ilustrar de forma hermosa, pues viene de uno de esos detentadores de poder marionetizado, obliga hacer, en este acápite, un valiosísimo y revelador aporte, incrustando la casi poética afirmación de una de estas partes, cuando el presidente de la CCSS, Román Macaya, después de la negociación sindical que ganaron los médicos especialistas de forma justa días atrás, sin que sepamos su verdadera intención, dijo que: “En el día a día de una huelga se vive un drama humano” publicado en el DIARIO EXTRA del 15 de agosto de 2019 pág. 15.

Esto resulta una sabia e irrebatible verdad y lo cual nos informa que los administradores de poder tienen clara conciencia de la cruda realidad que vivimos los que nos vemos obligados a protestar contra ellos en las calles soleadas o lluviosas, donde en sus fresquitos y acondicionados despachos, siempre hacen oídos sordos, intentando rendirnos, desgastarnos y minarnos de horrible cansancio.

Otro ejemplo: Si el derecho de expresión no logra, no tiene, ni produce sus esperados y perseguidos efectos naturales, a saber: ser escuchado y resuelto el asunto, por el receptor o atendidos y tomados en cuenta dentro del conglomerado social, los reclamos terminan siendo como clamar, predicar o gritar pidiendo auxilio en el desierto o en medio de la tempestad, pues quedarían nulificados, intrascendentes y enmudecidos de inmediato. Igual el derecho a huelga, paro y variadas protestas; pues si estos derechos sufren la displicencia dicha, solo terminan causando risas irónicas, sarcásticas y burlonas por los gobernantes o detentadores, administradores o representantes populares de poderes.

Por eso el conocido axioma procesal jurídico: a igual causa o acción, mismas partes, igual efecto: misma sanción, nos recordará y demostrará algunas cositas interesantes si lo aplicamos al trato que deben recibir y merecer todo nuestro capítulo de garantías sociales y políticas grabadas en la Constitución Política que aún por dicha nos rige. Es muy fácil para los que han nacido en cuna de oro o se han convertido de la noche a la mañana en nuevos ricos pobres miserables, el hablar o verborrear sobre las libertades, cuando a ellos nada ni nadie se las pisotea y, sea como sea, sí tienen las oportunidades y el mundo a sus pies.

Pero cuando esas posibilidades no existen o inexorablemente por las circunstancias sociales, económicas y políticas nos están vedadas a los pobres, o a cualesquiera otras clases sociales que se han vuelto conscientes actualmente de su situación y de adonde han ido a parar, ante esta creciente desigualdad galopante y son solo falacias hipócritas que nos venden para que nos estemos tranquilos, mansitos y domesticados durmiendo el sueño de los tontos, como por ejemplo les pasa a los que se deshacen hasta de lo que no tienen para irse a EE.UU., a aventurar en busca de un sueño americano, más difícil de encontrar que el tesoro de la Isla del Coco.

Así es muy fácil hablar de libertad, de una libertad ilusa e inalcanzable en el mundo real por las inmensas mayorías de pobres y clases medias desplazados sin misericordia por las élites codiciosas del mundo y de nuestro desvencijado país. Señores diputados ingenuos o serviles del gran y avaro capitalismo, que tanto les gusta andar haciendo cambios acomodaticios y caprichosos, hay muchas cosas más importantes y de mejor provecho por hacer para nuestro país desde su Asamblea Legislativa, que tanto nos ha dejado de representar.

Ustedes, cuales bisoños sin experiencia ni información histórica, que no pudieron acceder dentro de sus estudios desintegrales, que no les dieron en alguna universidad a la que pudieron ir, para optar a los puestos de poder diputadil que ahora ostentan.

Este humilde educador social y viejo abogado observador de las realidades políticas pasadas y presentes, que aquí clama, les recomienda dejar de estar manoseando las normas constitucionales y legales que por tantos años han tratado de proteger a las clases sociales más volátiles e inflamables de nuestro país, pues podrían desestabilizar peligrosamente a estas mayorías y llevarse feas sorpresas, consecuencias y resultados a veces nada fáciles de tranquilizar y resolver, como cuando chiquillos alborotaron algún avispero y después se lamentaron de las dolorosas picaduras, pues así resulta y ha resultado ser, cuando algún ingenuo como en 1889 o 1948 alborotó nuestra amadísima paz.

Recuerden los buenos dichos de antaño con los que crecieron sus padres y si no pregúntenles lo que esto significa, porque yo sí, hace más de 40 años, se lo escuche a mi papá: “Lo que está bien hecho y a derecho no se tuerce ni se toca, se deja quieto”. Ya de por sí otros políticos irresponsables embelesados por el poder que el pueblo les dio, en forma traidora y servil, manosearon más que demasiado nuestro sagrado y visionario Código de Trabajo, que apenas se está acomodando, y han perjudicado enormemente, a favor de las egoístas élites de siempre, a todos los trabajadores de este país, incluso hasta a los más calificados y especialistas, que como nos han demostrado en estos días pasados, cuando les da por sacudirse, no hay alimaña que no se quiten de encima. ¡Bravo y enhorabuena por ello!

PERIODISTA:

EMAIL:

Sábado 28 Septiembre, 2019

HORA: 12:00 AM

Enviar noticia por correo electrónico

SIGUIENTE NOTICIA

ÚLTIMA HORA