¿Es la cultura de violencia una nueva realidad?

Tinta con sentido

Un femicidio más que se suma a las decenas de muertes que golpean el alma de Costa Rica. Mujeres que no pudieron escapar del círculo de la violencia y sucumbieron a pesar de las “banderas rojas” que les advertían que, tarde o temprano, podían ser ultimadas. Esas “banderas” que el Inamu presenta en su “kit de emergencia” busca alertar a las mujeres que están en alto riesgo, pero no siempre las víctimas de violencia pueden denunciar o escapar, sea por temor, por falta de apoyo, por necesidad o porque simplemente son víctimas inocentes como la pequeña de cuatro años asesinada junto a su madre.

El PANI denuncia que más de 19.000 niños o adolescentes han sufrido algún grado de violencia en el primer semestre del año: agresión física, abusos, negligencia, violencia intrafamiliar de la cual no pueden sustraerse, de la cual aprenden y que marcará su vida por siempre. El año anterior se atendieron 137.042 casos, un aumento del 8% con relación con 2022.

Y ni qué decir de uno de los grupos más vulnerables, los adultos mayores, población que presentó un aumento de un 20% de casos de violencia. El maltrato, el irrespeto, la burla, el abandono y el menosprecio son solo algunas de las formas de violencia que sufren los ancianos en nuestra sociedad.

Según las estadísticas del OIJ, cada 10 horas se consuma un homicidio en Costa Rica. Los asaltos, las ejecuciones, la agresividad que se palpa en las calles son una realidad a la que no estábamos acostumbrados y mal haríamos en verlo como normal.

En un pasado no muy lejano los jóvenes aspiraban a ser policías, bomberos médicos, dentistas, veterinarios, uno que otro iba más allá y soñaba con ser astronauta, nunca nadie deseó ser sicario… sí, sicario. Con solo 16 años un joven manifestó recientemente a sus padres su deseo es tener poder, un arma y matar para que la gente le tenga miedo… no más escuela, reglas “absurdas” o límites y, como él, cientos de jóvenes hoy engrosan las filas de la delincuencia, abandonan los estudios y aterrorizan a sus comunidades.

No sé usted, pero me pregunto… ¿Cuándo involucionamos de ser una cultura de paz, respeto y libertad a una sociedad en la que los jóvenes aspiran a ser asesinos a sueldo? ¿Cuándo permitimos que la violencia y la muerte se apoderaran de las calles y de las mentes de nuestros jóvenes? ¿Cuándo aceptamos que la violencia física o verbal es la forma normal de relacionarse? ¿Cuándo el respeto a la vida dejó de ser un valor? ¿Cuándo el deseo de superación a través del estudio dejó de ser una aspiración?

No tengo respuestas, solo temor de que no reaccionemos antes de que sea demasiado tarde y perdamos la paz y el futuro de nuestros hijos y nietos. Tenemos que hacer un alto en el camino como sociedad y unirnos para frenar la violencia que lo mismo asesina mujeres inocentes, que invita a nuestros jóvenes a ser sicarios o genera un ambiente hostil, de enojo, de odio, de resentimiento.

Siete instituciones: la Caja, el IMAS, el MEP, el Inamu, el OIJ y el Ministerio de Seguridad se reunieron para denunciar el aumento de la violencia contra los menores. El Inamu ha respondido a más de 600 llamados de emergencia de mujeres en riesgo que han recibido uno de los 2.500 geolocalizadores que la institución a distribuido con el fin de responder a las señales de alarma en caso de peligro inminente. Pero no podemos dejar todo en manos de las autoridades. Necesitamos unir esfuerzos y crear una estrategia y una campaña nacional en escuelas, colegios, universidades y lugares de trabajo, para frenar esta ola que permea y crea patrones de comportamiento agresivo lo mismo en el hogar que en la escuela, la calle, la sociedad, la empresa o la oficina.

El asesinato es el último peldaño en la escalada de la violencia, los golpes, los insultos, el bullying, la intimidación, el irrespeto, son los primeros escalones que conducen a una sociedad que acepta la violencia como forma de vida.

La pregunta es si estamos preparados para enfrentar el establecimiento de una cultura de violencia que cada día se alimenta en las redes sociales, crece con la mentira, la desinformación y la falta de educación, se nutre del resentimiento y el menosprecio por los valores y principios que dieron origen a la Costa Rica que todos amamos. No permitamos que, por acción, indiferencia u omisión, nos arrebaten la paz.

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Sábado 04 Mayo, 2024

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Gloria Bejarano Almada