El viaje en autobús rompe cualquier burbuja social y prueba de ello es que no se respeta la distancia del 1 metro con 80. El Consejo de Transporte Público (CTP) lo reconoce de primera mano.
El transporte público enfrentó un cambio drástico con el arranque de la pandemia del Covid-19, por lo que debieron implementar acciones rápidas para garantizar la funcionalidad en el servicio de buses y de taxis, prueba de ello es el uso obligatorio de las mascarillas para choferes y usuarios.
Manuel Vega, director ejecutivo del CTP, conversó con Iary Gómez, gerente general del Grupo Extra, y Sandra Cordero, subdirectora de DIARIO EXTRA. Aquí un extracto de la entrevista.
Si el Ministerio de Salud pide una distancia de 1,80 metros, ¿por qué en el bus no se cumple esa regla?
-La justificación técnica es que el Estado no puede subvencionar el gasto sobre la operatividad en el bus. En un bus de 10 metros, donde lo usual son 40 o 45 personas sentadas y unas 20 o 30 de pie, dependiendo del tipo de pasillo, si yo le aplico el 1,80, van solo 8 personas más el conductor. Técnicamente no es viable.
¿Qué tipo de soluciones mitigarían ese riesgo de contagio?
- ¿Por qué creen ustedes que yo estoy peleando lo de las mascarillas desde que empezó la pandemia? En el transporte público no se puede imponer distancias, ni se puede pedir nada más que lo básico. Ahí no hay burbuja social. Técnicamente es imposible. La mascarilla fue algo importante y debió haberse hecho tres meses, no porque lo dijera Manuel Vega, nosotros lo tenemos documentado.
¿Se tardó el Ministerio de Salud en implementar esta medida?
-Lo que pasa es que yo puedo tener mi forma de verlo y no soy médico, entonces no quisiera cruzar la línea. Los médicos son ellos y ellos consideraron siempre que no era el momento. Nosotros lo documentamos porque por un lado la Organización Mundial de la Salud decía que no y, por otro lado, hay un documento de abril de este año del Centro Europeo de Enfermedades Respiratorias donde un grupo de médicos connotados advirtió que aunque fuera de papel o una bufanda, uno no puede salir sin taparse.
¿Cómo impactó la pandemia al servicio de transporte público?
-Con la pandemia se cayó todo porque nos dijeron “Quédate en Casa”. Si nos dicen eso, nosotros tenemos que autorizar a tener en el sistema menos buses, no solamente porque económicamente es lo que debe hacerse, sino que también desde el punto de vista sanitario es lo que el Ministerio de Salud nos pedía. Entre menos cantidad de buses, mejor porque desestimula a la gente a salir.
¿Cuáles trabas enfrentan en la modificación de los esquemas de operación?
-Lo que necesitamos es que el sistema sea eficiente. Si tengo 100 buses, pero tengo a la mitad de esa población guardada en la casa, voy a trabajar con 40 buses y con esos algunos van llenos. Lo que puede pasar es que se deje sin trabajo a 60 conductores.
¿Cómo está en la actualidad las operaciones de las empresas?
-Se toma un acuerdo de Junta Directiva para que se tenga un piso del 20% de la operativa y conforme va subiendo la demanda, el operador tiene que ir subiendo la cantidad de buses.
¿Cuánto aumentó o disminuyó la demanda del servicio desde la pandemia?
-Ha disminuido. Nosotros consideramos que entre un 60% y un 75%. La demanda está caída y hay circunstancias. Hay días que es un pico y el operador decide trabajar con más buses, pero es ahí donde el chequeador notifica que se envíen más buses porque a la gente le dio por salir, por ejemplo, se acerca el día de pago, fechas de pensión y alguna circunstancia en particular.
¿Qué tanto la gente está utilizando el servicio de buses?
-Hay personas que si les ajustamos la tarifa ¢20 o ¢30 por viaje, esa persona posiblemente en alguno de los días se quedará sin comer, porque paga la casa, la luz o el agua. Uno dice que tal vez ¢30 no es nada, pero para ciertos niveles más bajos pesa esto. Eso es lo delicado del sistema, un sistema que tiene cero subvenciones del Estado, no con esto quiero decir que deba subvencionarlo, pero es que no es sencillo. Nosotros no somos un país rico como para pensar en automática que se subvencione.
¿Qué pasa cuando en la última carrera de bus y la parada está llena de gente?
-Primer y último viaje tienen que darse en la medida de lo posible. Obviamente la directriz es que no vaya gente de pie, pero ahí en algún momento uno dice como chofer que no los llevo, pero resulta que son las 10 p.m., el último viaje al barrio. Lo otro sería que saquen otro bus solamente para recoger 10 o 15 personas, entonces aquí es donde uno ve que el esquema es muy sensible.
Muchos usuarios se quejan que los cambios los toman por sorpresa, ¿Qué tanta informalidad prevalece en eso?
-Hay mucha informalidad. Cuando nosotros emitimos los acuerdos indicamos esa obligatoriedad de informar al usuario, no todos lo hacen a tiempo, y eso es una gran debilidad. Pero también es una debilidad en tiempos como los que vivimos ahora como que todos pretendamos que nada pasó y todo sigue igual.
¿Cuántas empresas solicitaron una reestructuración de horarios?
-Más de 100. Primero tenemos un acuerdo general y las empresas por sí solas han pedido en las frecuencias alguna modificación.
¿Qué pasa si alguna compañía incumple con el esquema?
-Nosotros recibimos la inconformidad y empezamos a revisar para ver si se le da opción al operador para que haga el descargo de lo que se le está diciendo, se recolectan las opiniones de la comunidad y se le hace una advertencia. Si la circunstancia es recurrente, entra en un proceso de caducidad o de suspensión del trabajo.
En servicios especiales los transportistas de turismo se molestaron con el CTP tras los lineamientos adoptados recientemente, ¿cómo responden a las críticas?
-Si se hace una restricción en materia de transporte público, tiene que estar basada en la técnica y en la objetividad de la restricción. Si no hay turismo que transportar y el permiso de transportar es de turismo, lógicamente este bus tiene que quedarse guardado. Cuando el ministro (de Salud) empezó a autorizar actividades del sector turismo, entonces no podemos decir que están varados porque ya tenemos condiciones sanitarias distintas.
¿Qué ocurre con los servicios especiales de educación?
-Igual nos suceden con los compañeros del servicio de estudiantes, si el curso lectivo no está funcionando, no están funcionando los servicios de estudiantes. A ellos se les ha explicado, cuesta, porque en una situación como ésta no es nada sencilla. Nos dicen que el único vehículo de transporte es el de la buseta para hacer los mandados. Si es cierto, pero es igual de cierto que una persona decidió cruzar la calle, ir al CTP a destinar esa unidad de buseta al transporte público y por eso recibe un permiso.
¿El tema del tren sería un problema para el transporte público?
-Depende de como se formule. Los datos que tenemos es que podría funcionar, pero una cosa es el papel, pero otra cosa es la realidad técnica, ahí es donde nos preocupa. Se hicieron observaciones por parte del Consejo de Transporte Público como por Ingeniería del MOPT y algunas fueron tomadas en cuenta.
¿Cómo cuáles?
-Nos dicen que el tren va a pasar cada cinco minutos. Si el tren fuera por arriba no tendría ningún problema, pero como pasa a la altura de la calle cada cinco minutos, en estas circunstancias de líneas férreas, tendríamos muchas presas en un momento determinado porque cada 5 minutos estaría pasando. Esas son las circunstancias que tendríamos que realizar y que deberíamos revisar a cada rato. Ojalá que el centro de la ciudad fuera más elevado para evitar trastocar el tema del flujo.
¿Cómo va el tema del cobro electrónico en el transporte público?
-Estamos en fase de diseño y el Banco tendrá que sacar un proceso de escoger cómo vamos a comprar el sistema. Dimos nuestra parte técnica, ya estamos en un proceso interno licitatorio para caracterización de rutas y paradas. Eso ayuda a tener el esquema de todas las paradas de todo el país lista para el año entrante porque es información que debe de consumir el sistema de pago electrónico. El plan piloto será con el tren y luego vamos a ir implementando en el Gran Área Metropolitana y luego extenderlo por el resto del país.
¿Cuál es la realidad del taxi actualmente?
-El taxi tiene una particularidad. Hicimos procesos de concesión, les hicimos una ley, protegimos al taxista, los políticos prodigaron eso y una ley que les quedaba como un trajecito bonito hace 20 años empezó echarse a perder, entonces ese trajecito se convirtió en una camisa de fuerza y aparecen las plataformas tecnológicas y los terminan de golpear.
¿Qué tipo de comunicación sostuvieron recientemente con el proyecto que busca regular las plataformas tecnológicas?
-Conversaciones siempre tenemos con los diputados, los que están a favor y en contra. Hay un compás de espera para poder lograr avanzar en alguna medida este tema del Covid, que llegó a trastocar la agenda legislativa y las prioridades del gobierno en mucho. Todo se necesita, todo es importante, pero no todo es prioritario. Esperaría que el tema de regular las plataformas sea prioritario por el bien del sistema de transporte público en general.
¿Cuáles observaciones efectuó el CTP para la propuesta actual?
-Lo más importante ahí es partiendo de la concepción misma, si es considerado transporte público o una actividad de orden privado con un grado de interés público. De lo que tenemos que asegurarnos es que ahí se van a montar personas, no es un rollo de púas ni una mata de plátano. El Estado debe proteger en el grado de lo posible la seguridad y el confort de esa persona viajando ahí y recibiendo esa opción de transportarse.
PERIODISTA: Greivin Granados
CRÉDITOS: Foto: Herbert Arley
EMAIL: [email protected]
Lunes 20 Julio, 2020
HORA: 12:00 AM
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