Soy una mujer separada de 34 años. Me casé por cabezona, mi exesposo desde novios siempre fue un botaratas y desde que nos casamos tuve que lidiar con las cosas de la casa, porque él gastaba todo el sueldo en él, compraba videojuegos, programas de computadora y demás. Cuando tuvimos un hijo, nunca dio un cinco para el bebé o para el hogar y fue ahí cuando decidí separarme, aun cuando lo quería mucho. Me dolió dejarlo.
En nuestra sociedad se maneja la idea de que el amor no tiene que ver nada con el dinero, bajo el supuesto que el amor es tan sublime que es indigno relacionarlo con algo tan vano y material como el dinero. Sin embargo, la ciencia es clara en mencionar que los aspectos económicos juegan un papel protagónico dentro del vínculo y una pareja que pretende tener un vínculo estable y duradero debe llevar adecuadamente las finanzas.
Por otra parte, el consumismo se ha convertido en un mal de nuestros tiempos que afecta tanto en el plano individual como en el de pareja, y que desdichadamente es culturalmente alentado al punto que muchos, erradamente, no lo ven como un problema. El consumismo provoca que muchos descuiden sus deberes con el hogar y sus hijos por adquirir chucherías y banalidades.
Las parejas deben distribuir los gastos acordes a sus ingresos, y sobre todo tratar de que mes a mes quede algo de dinero para ahorrar, con el fin de que esos cincos de más nos protejan de una adversidad repentina. Toda relación de pareja debe ser ante todo equitativa y el momento en que, por mis limitaciones, se pierde esa equidad, la pareja experimenta una serie de sensaciones de desencanto, decepción y soledad que pueden condicionar a mediano plazo la disolución del vínculo.
La testosterona me hace violento
Soy un hombre separado de 46 años. Siempre he hecho ejercicio y hace unos seis meses en el gimnasio me recomendaron una testosterona. Me dijeron que servía para ser mejor en la cama y para hacer músculo más rápido. Me he inyectado muchas dosis y solo me ha servido para los músculos, pero en el sexo sigo mal y además me he vuelto muy irritable y a veces hasta violento, hasta me cuesta controlarme.
Desde los estudios de Brown-Sequard, a finales del siglo XIX, se ha manejado la idea de que la testosterona puede revitalizar la vida de hombres y mujeres en múltiples facetas. Hoy sabemos que esta hormona es muy útil en aquellas personas que tienen un déficit en su producción, en cuyo caso es fundamental su uso.
Sin embargo, en el individuo con niveles normales sus efectos son más limitados, casi siempre concentrados en el aumento de la masa muscular, sin provocar mejoras en el desempeño sexual y más bien en muchos casos hasta se observa un descenso, con el agravante que usado sin prescripción médica y a altas dosis acarrea en muchos casos una serie de riesgos para la salud. Así se han descrito daños a nivel del hígado, el corazón y el cerebro, solo por citar algunos.
Algunos reportes también hacen mención de diversos cambios en el carácter, sobre todo con altas dosis, entre los cuales se cita la irritabilidad, la intolerancia y las crisis de violencia, reacciones que pueden provocar múltiples problemas en los ámbitos social y familiar.
En general, la ciencia es clara al señalar que debemos evitar todo tipo de automedicación y esta recomendación es mucho más pertinente cuando se habla de hormonas como la testosterona.
