Conclusiones
Fernando Berrocal
Aunque es cierto que las elecciones nacionales se deciden por muchos factores ciudadanos, políticos y partidarios, así como propios de los mismos candidatos, la situación económica y social del país, el financiamiento y la propaganda, la maquinaria de los partidos, los debates, el voto de los indecisos y hasta el entorno internacional, lo cierto es que las pasadas elecciones municipales dibujan un cuadro importante de la realidad política actual y proyectan una perspectiva hacia el 2018. Eso no se puede negar.
Siete conclusiones discutibles:
1.- El PLN, después de sufrir una derrota electoral aplastante y vergonzosa, logró sobrevivir a una dura prueba de fuego impuesta por el castigo de los ciudadanos y se mantiene como el centro articulador de la democracia costarricense y la más grande fuerza política de Costa Rica. Aunque nada está escrito, el mapa territorial del país es verde en 51 cantones y eso es un 62%.
2.- EL PUSC recuperó muchísimo terreno y después de pasar los años más difíciles de su historia política, obtiene un importante segundo lugar y se proyecta como una alternativa creíble y pujante en la vida nacional.
3.- De esas primeras dos realidades electorales, se concluye que el péndulo ideológico y político nacional está regresando a posiciones cercanas a la social democracia (PLN) y al social cristianismo (PUSC).
4.- No significa, necesariamente, un regreso al bipartidismo, pero sí una redefinición de opciones en nuestra sociedad, alrededor de una visión país más realista y pragmática, centrada, progresista y reformista, sin populismos ni extremismos de derecha o izquierda, al estilo de otros países de América Latina. Se está recuperando la vía costarricense al desarrollo.
4.- Los grandes derrotados han sido, en las antípodas ideológicas, el Movimiento Libertario y el Frente Amplio. Esas dos perspectivas de la realidad y sus visiones del país, se han readecuado a su verdadero tamaño y a lo que, realmente, representan electoralmente en nuestra sociedad: expresiones políticas ciudadanas marginales de disconformidad.
5.- El PAC está duramente golpeado. Su estrecha alianza con el FA y su criticado desempeño en el Poder Ejecutivo y Legislativo, frente a las grandes expectativas generadas por su enorme triunfo en las elecciones nacionales del 2014, lo han derrumbado electoralmente y en el imaginario ciudadano.
6.- Las decenas de expresiones cantonales, con excepción de Alianza por San José, Siglo XXI de Curridabat y la Yunta en Escazú, no se han generalizado en el país. Las elecciones en San José, Mora y Limón, tienen sus especificidades: su caudal electoral se nutrió del arraigo político de sus candidatos y de mucho voto liberacionista de base, evangélicos e independientes. Siglo XXI y la Yunta, como partidos cantonales, tienen un fuerte arraigo comunal.
7.- El TSE es uno de los pilares de la democracia costarricense. Casi toda la prensa fue objetiva, informó profesionalmente y coadyuvo enormemente al éxito del proceso. Dos medios bien conocidos, como siempre lo hacen, se ultrapasaron de parcializados y eso está mal y es censurable. El país vivió una gran justa electoral y por mucho y para bien ganó la democracia y Costa Rica.
