Irinia de los Ángeles Álvarez Chaves tenía dos meses de embarazo, según comentó a DIARIO EXTRA un pariente de la muchacha, bajo la condición de que se le guardara el anonimato.
“Cuando entregaron el cuerpo dieron el dictamen médico de la muerte de ella y ahí decía que tenía dos meses de embarazo, además para el momento que la dieron, dijeron que ya hacía 48 horas había muerto”, señaló la fuente.
El cuerpo de Irinia fue hallado por su padre, Marvin Álvarez, la mañana del martes enterrado en el patio de su casa.
ALEGRE, TRABAJADORA Y DEPORTISTA
Ella era una muchacha muy alegre, trabajadora y amante de los deportes, tanto que hasta en Juegos Nacionales participó, representando a su cantón en la disciplina del boxeo, según comentaron a El Periódico de Más venta en Costa Rica su madre Irene, sus primos y tíos.
Pero también era “un pan de Dios”, sencilla, respetuosa, no buscaba problemas con nadie y “aunque tenía sus loqueras, era muy bella y a nadie hacía daño”, refirió su tía Nury Álvarez.
Todavía con dolor en su voz, pero ya algo más tranquila, Irene Chaves, la mamá de Irinia, empezó a recordar a su chiquita con El Periódico del Pueblo.
“A ella le gustaba ir a tomar, le gustaba vacilar, bromeaba con todo el mundo, era una mujer que nunca estaba triste, y si se ponía triste entonces se reía y gozaba para salir de eso, una mujer que si yo necesitaba de ella, iba y me ayudaba”, señaló.
La madre es una mujer con varios trabajos, visita cuatro distintas casas para hacer la labor doméstica y a dos de ellas la acompañaba su hija, pero además la joven atendía una pulpería en Lagunilla de Santa Cruz.
Irene indica que en lo alegre salió al papá, Marvin Álvarez, pues él es un hombre feliz, “si no tiene trabajo no se agüeva, disfruta de todo y la pasa bien”, dijo.
En cuanto a lo esforzada dice salió a ella, pues desde las 7 de la mañana hasta las 11 de la noche, Irene se la pasa trabajando y su hija Irinia no “se arrugaba ante las labores.
“Ella me decía: ‘A mí me gusta vestir bonita, entonces tengo que trabajar. Me gusta tener plata, tengo que trabajar’”, rememoró.
BOXEADORA,
FUTBOLISTA Y NADADORA
No solo de trabajo se vive y eso Irinia lo tenía claro. Así, cuando tenía tiempo le gustaba ir al río o la piscina con sus primos, y si veía una bola, pues a jugar se ha dicho; además le encantaba boxear.
Entrenaba con el equipo de Juegos Nacionales, era una defensa recia y en el agua parecía una sirena.
“Le gustaba mucho ir al río con nosotros”, indicó su primo de 13 años. “Le encantaba jugar ‘la anda’ y bola, era una defensa fuerte y dura, muy buena, y cuando íbamos al río, costaba que dejara de nadar”, añadió.
Precisamente el domingo, cuando su padre Marvin la vio por última vez, ambos se fueron al río a nadar, allá la pasaron muy bien y tranquilos, hablaron de cosas sin importancia.
Luego regresaron a la casa porque Irinia quería hacer unas tarjetitas de bienvenida para su sobrinito, el hijo de Laura, su hermana de 14 años y quien debió ser trasladada al México, desde el Hospital La Anexión, pues el bebé nació prematuro; ella regresaba el martes, justo el día que su padre la encontró muerta.
Irinia fue enterrada ayer en el Cementerio de Santa Cruz, luego de que se le hiciera misa en la iglesia del Santo Cristo de Esquipulas.
Sospechoso
deja carta
E
l hombre que desde hace un tiempo era pareja de Irinia, de apellidos Chaves Cerdas, y a quien el OIJ y sus familiares consideran como el principal sospechoso de la muerte de la joven de 16 años, habría dejado una carta en la cual acepta los hechos y hasta amenaza con suicidarse, según personas allegadas a la familia; aunque todos ser refirieron a ella y hablaban de su contenido, ninguno confirmó su existencia.
En la carta se dice que este joven de 18 años la mató por celos e iba a suicidarse por lo que supuestamente cometió. “Yo lo vi por última vez el lunes por la noche, estábamos frente a la Licorera Los Cartagos y ahí llegó pidiendo plata y muy nervioso”, indicó Oudomar Guzmán, amigo de la familia.
“Estaba muy nervioso, se rascaba la cabeza, volvía a ver para todos lados, subía y bajaba las gradas y nosotros le preguntábamos por qué estaba tan nervioso, pero no decía nada. Entonces le dimos ¢2.000, lo invitamos a comer y se fue”, señaló Guzmán.
“Yo no lo conocía mucho, pero llegaba donde nosotros siempre a pedirnos fuego, para fumar piedra (crack). Siempre andaba un tubo, agarraba la vara, la majaba, la ponía en el tubo y fumaba, siempre…”, agregó el muchacho.
Chaves Cerdas ya tenía antecedentes de agresión contra Irinia, tanto que la mamá de ella lo vio una vez hacerlo. “Le dije a Irinia que ese tipo no era de confiar, y eso de que me le pegara... pero ella era burra y siempre me dijo: 'Mi mama, todo lo tengo controlado'. Ella nunca me contó a mí, pero le comentaba a la hermana, Laura, que él le decía que buscara hombres y cobrara y esa plata se la diera a él”, indicó.
“Le di techo, le di comida, le di cariño y cómo me paga así”, se lamentaba la madre. La última vez que las autoridades vieron a Chaves Cerdas fue por el Puente Negro, después de Lagunilla, ahí dejó un salveque con ropa de Irinia y la bicicleta de Marvin, con la que se fue de la casa de la familia Álvarez Chaves.
Durante la vela, familiares y amigos clamaban para que Ronald se entregue, porque lo van a ir a buscar, “y sí lo encontramos, porque lo vamos a encontrar…”, sentenció Nury Álvarez, tía de Irinia.
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CRÉDITOS: Fotos: Francisco Herrera y Manuel Gutiérrez
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Jueves 19 Noviembre, 2015
HORA: 12:00 AM
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