Las microempresas tendrán que tomar una serie de medidas, decisiones y previsiones si se aprueba el impuesto al valor agregado (IVA).
Frente a este escenario, la Asociación Costarricense para Organizaciones de Desarrollo (Acorde) organizó un foro donde se dio a los participantes una guía ante los cambios en los sistemas operativo y contable que supone el nuevo impuesto.
Prácticamente todas las microempresas serán gravadas, salvo mínimas excepciones, dijo Danilo Montero, director ejecutivo de Acorde.
"Van a tener que hacer ajustes, pues el IVA supone un funcionamiento algo diferente al impuesto de ventas", agregó.
Uno de los ajustes más relevante es velar por exigir facturas a todos sus proveedores para poder optar por la acreditación fiscal.
Lo primero es revisar cómo están sus sistemas de información y la capacidad que tiene de seguirles la pista a sus compras y proveedores.
Después los microempresarios van a tener que verificar que estos le entreguen la respectiva factura, en especial los más importantes en la producción del bien o servicio.
Debe tomar en cuenta las condiciones de sus competidores, pues si el empresario aumenta el precio a los clientes con el impuesto pero sus rivales tienen menores costos, podría ser que estos no aumenten el precio, dejándolo en desventaja.
Por lo tanto debe medir bien si puede trasladar el impuesto a los clientes o si tendrá que ver disminuidas sus ganancias hasta que logre mejorar sus costos.
Con base en estas consideraciones tendrá que tomar decisiones, ya sea sobre los precios a los que vende o sobre sus costos de operación.
LAS DIFERENCIAS
Diego Salto van der Laat, consultor tributario y expositor en el foro, explicó que si bien es cierto el IVA y el de ventas son impuestos que gravan las diferentes etapas de producción, se diferencian fundamentalmente en tres elementos.
"Ventas grava solo la transferencia de bienes o mercancías y no todos los servicios. El IVA por el contrario grava la totalidad de bienes y servicios", añadió.
El nuevo tributo permitirá una acreditación financiera absoluta de los impuestos pagados en las etapas anteriores, mientras en el de ventas no se permite esa acreditación absoluta.
Además hay ciertas figuras consideradas en el IVA con respecto al impuesto de ventas. Por ejemplo, se permite la reversión del sujeto pasivo.
"En el IVA se asume que la importación de un servicio es asimilable a la importación de un bien y por tanto sí hay un gravamen", agregó el experto.
El principio es que el impuesto lo pagará el consumidor final. Sin embargo en el momento que se llegara a crear, el empresario tendrá que analizar si puede trasladarlo a sus clientes o si por razones de competitividad la empresa tendrá que asumirlo en parte.
PERIODISTA: María Siu Lanzas
EMAIL: [email protected]
Sábado 24 Octubre, 2015
HORA: 12:00 AM
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