Fiorella Castro Flores y Jonathan Granados Ureña fueron despedidos ayer por sus familiares y amigos en sendos minerales que se llevaron a cabo en San Isidro de El General, por separado, ya que el ligamen que unía a estos dos enfermeros era la amistad y el hecho de haber escogido la misma profesión.
A ambos se les vio por última vez el viernes, cuando decidieron ir a pasear a playa Escondida de Uvita, pero luego de departir un rato, entraron al vehículo que conducía Jonathan y desgraciadamente ahí encontraron la muerte, pues dejaron el motor encendido y los gases combinados con el humo de la parrilla donde hicieron carne asada los llevaron a asfixiarse.
Ya Jonathan era enfermero y se había ido a vivir a Heredia, donde ejercía, mientras que Fiorella era dependiente en la heladería Pop's de San Isidro de El General, donde hacía sus cinquitos para mantener a sus dos hijos y concluir sus estudios de enfermería.
MADRE VALIENTE Y TRABAJADORA
Así es como describieron algunas de sus amigas a Fiorella: “Una mujer valiente y sobre todo trabajadora”, y madre como pocas, pues a pesar de lo que trabajaba y el tiempo que dedicaba al estudio, siempre tuvo tiempo para Briana y Adrián, sus dos hijos.
Era la mayor y única mujer de cuatro hermanos, era vecina de barrio Los Ángeles de Pérez Zeledón y su gran sueño era comprar su casita, para lo cual se esforzaba cada día en el trabajo y en la universidad, con el fin de hacerlo realidad.
Ayer, sus amigos y familiares le dieron el último adiós en el Cementerio Municipal. Pero también sus conocidos, ya que era una joven (28 años) muy querida, por su forma de ser, su don de gente y nunca haber tenido una palabra de desaliento para nadie.
PERSEVERANTE Y AMABLE
Jonathan vivió por muchos años en Pueblo Nuevo de Rivas, en Pérez Zeledón, junto a su familia, pero luego de haber terminado de estudiar enfermería, debió mudarse a Heredia, para estar más cerca de su trabajo.
A él lo recuerdan como una persona perseverante, querido y muy amable, y siempre con una sonrisa.
De hecho, así es como todos recuerdan haber visto por última vez a esta pareja de amigos y colegas, pues quienes los recuerdan señalaron esas caras de felicidad en cada uno.
A Jonathan sus padres le colocaron su última morada en Rivas de Pérez Zeledón, donde también estuvo lleno no solo de familiares y amigos, sino de muchos conocidos que llegaron a despedirlo, recordando la gran persona que fue y lo mucho que se preocupaba por sus semejantes; todos coincidían en manifestar que no se equivocó de profesión, pues siempre puso por delante suyo la ayuda a sus semejantes.
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CRÉDITOS: Foto: Bryan Mora
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Martes 25 Agosto, 2015
HORA: 12:00 AM
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