Sobre el piso de madera de una pequeña casita ubicada en la reserva indígena Palestina, en Matina de Limón, se desarrolló uno de los hechos más lamentables en la historia de esa comunidad, cuando un niño de 4 años mató por accidente a su hermanita de 2, con un arma de fuego que pertenece a su padre.
Este triste e impactante relato ocurrió la mañana de este miércoles, en una casita de unos 15 metros cuadrados, donde además de los dos menores y su madre vivían el papá y otros dos hermanitos, uno de ellos recién nacido.
Familiares de la víctima fueron los encargados de relatar a agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de Batán cómo el pequeño de 4 años encontró el arma para jugar inocentemente con su hermana, con quien además tenía una relación más que especial, debido a que a diario se les veía caminar por la zona jugando y comiendo frutas de los árboles.
Doña Maurilia Salas, madre de los menores, se encontraba limpiando la humilde casa y lavando la ropa de los chiquitos cuando de pronto una detonación hizo que su corazón se estremeciera, al salir corriendo vio con mirada de pánico la escena más terrible a la que una mujer se puede enfrentar.
El niño veía con llanto desenfrenado a su hermana, postrada en el suelo y con la cara bañada en sangre. Ya no se movía, pero la mujer hizo todo lo posible por hacerla volver, esfuerzo que lamentablemente fue en vano.
Los vecinos escucharon los gritos desesperados de Salas, que se unieron a los de su pequeño, el cual a pesar de tener una corta edad comprendió de inmediato lo que había pasado.
“Es algo que sin siquiera ponerse a darle vueltas en la cabeza hace que tu corazón se destruya y uno le pregunta a Diosito (su voz se entrecorta)... cómo es posible que algo así tenga que pasar por algún tipo de propósito.
De verdad que en nuestro caso jamás en la vida pudimos imaginar que una bebé como ella pudiese morir de ese tipo, es más que doloroso”, comentó Elías Torres, tío de la víctima y hermano del padre de esta.
Edwin Torres es el padre de los pequeños, indígena que se dedica a trabajar en chambas y a cuidar unas cabezas de ganado, labor por la cual una terciopelo lo picó y debió ser hospitalizado la semana anterior.
PUEBLO HERIDO
Ramiro Bermúdez, vecino de la familia, manifestó que eran niños muy especiales, siempre estaban detrás de él viendo cómo trabajaba. En su cara se notó el dolor de saber que esa linda muñeca no volverá a ser escuchada por la angosta calle de lastre del pueblo.
“Salí a las 7 a.m. para irme al centro de Batán, pero no vi a nadie en la casa, ni a los niños, y me pareció muy raro, después estando en el pueblo me contaron que una chiquita había muerto por un disparo. Son cosas muy tristes que hieren a una comunidad tan pequeña y escasa de recursos”, declaró.
Trascendió de forma preliminar que el rifle no tiene los permisos correspondientes. Los hermanos de Torres informaron que el arma era utilizada única y exclusivamente para proteger las cabezas de ganado, también para cuidarse de las serpientes venenosas, que son muy comunes en ese sector del Caribe costarricense.
“Sí te puedo decir algo, mi hermano era el hombre más cuidadoso de todos nosotros, él jamás iba a usar o tener un arma para que sus hijos, que además eran su vida, se hicieran daño o algo por el estilo. Nosotros aunque seamos indígenas sí tenemos sentimientos y esto nos está causando un tremendo dolor por la forma en que sucedió todo”, comentó Alexander Torres, otro tío de la víctima.
PESQUISA
Minutos antes del mediodía de ayer, agentes del OIJ se desplazaron al lugar de los hechos, a fin de comenzar rápido la recolección de informaciones.
Cuando el sol había bajado un poco, aprovecharon y levantaron el cadáver para salir de la montañosa zona, lo llevaron hasta la oficina regional de la policía judicial en Batán y ahí esperaron que el carro forense llegara para trasladarlo a la morgue judicial en Heredia.
Salas, madre de los niños, fue llevada también hasta el OIJ para ser indagada, con la mirada fija en el suelo y sin poner mucha atención a lo que los judiciales le decían subió al carro y se dispuso a dar las declaraciones correspondientes.
En tanto, sus familiares preparaban botellas de agua para con una escoba vieja lavar el piso de madera de la casa, que se manchó con la sangre de la niña.
Funcionarios del Patronato Nacional de la Infancia (PANI) llegaron al OIJ para darle atención psicológica al niño, pues su llanto no paraba.
La Fuerza Pública llegó al sitio para brindar algún tipo de colaboración al OIJ pero rápido se fue, sin brindar declaraciones a la prensa.
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CRÉDITOS: Fotos: Mauricio Aguilar/Shirley Bejarano, corresponsal
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Jueves 04 Junio, 2015
HORA: 12:00 AM
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