Antonio Barrios, especialista en asuntos latinoamericanos y profesor de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional (UNA), aseguró que Costa Rica ha venido reforzando su relación con Cuba desde hace varios años, incluso estableciendo un embajador en la isla.
“El acercamiento de Costa Rica hacia Cuba venía dándose desde hace tiempo. Primero se nombró un cónsul y luego un embajador, el último nombrado fue Rodrigo Carreras”, comentó.
Incluso explicó que como parte de esas relaciones el país recibió de manos de Cuba la presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, en el gobierno anterior, como parte de ese entramado institucional que se ha venido tejiendo con el nuevo replanteamiento de la política latinoamericana.
El país estableció relaciones diplomáticas con Cuba en marzo del 2009, en el segundo gobierno de Óscar Arias, y la expresidenta Laura Chinchilla fue el primer gobernante costarricense en visitar la isla desde que ocurrió la revolución en 1959.
¿Esto le permitirá a Costa Rica u otros países de América Latina otro tipo de relaciones más allá de las diplomáticas? Para Barrios, el problema es el bloqueo comercial que pesa sobre la isla, que se aprobó en el Congreso en 1992 y se llamó “Ley Torricelli”, la cual fue reforzada por la Ley para la Libertad Cubana y la Solidaridad Democrática llamada Ley Helms-Burton, en 1996.
“Eso va a tomar años, sobre todo el bloqueo económico. Hay gente opuesta, los senadores y congresistas de origen cubano siguen con un pensamiento atrasado”, comentó el experto.
El profesor de la UNA agregó que al convertirse en ley amenazaba a terceros países a negociar cualquier tipo de producto que se produzca en Cuba y sirva como componente para un producto final terminado.
Automáticamente ese tercer país no podía exportar al mercado estadounidense. “Por ejemplo, Cuba es un gran exportador de níquel y si ese componente cubano estaba en un carro hecho en Argentina, ese carro no podía entrar al mercado de los Estados Unidos”, explicó.
