A poco más de 7 meses de que Luis Guillermo Solís asumió la presidencia de la República entre gran expectativa de cambio en la administración pública, un grupo de investigadores de la Universidad Nacional (UNA) presenta un análisis que califica como “un camino difícil”, trayendo a colación la analogía del mandatario sobre la finca encharralada.
Como si se tratara de una cronología, el estudio aborda la pelea que libró el Jefe de Estado para defender a su ministro de la Presidencia, Melvin Jiménez, cuyo nombramiento chocó con el puesto que ocupaba en la jerarquía de la Iglesia Luterana.
La Sala IV resolvió a favor de la administración dejando el tema resuelto, sin embargo los expertos consideran que se trató de un esfuerzo para quitar fuerza al gabinete.
En el plano económico el Presidente heredó un déficit fiscal, un alto porcentaje de desempleo y alzas en los índices de pobreza, otros charrales que afectaron su fuerza de arranque.
“Si un país quiere tener un crecimiento del 6% tiene que tener inversión extrajera directa, un tema fundamental con un elemento interesante en el caso de las huelgas en los puertos, donde intervino la Fuerza Pública, y las mediaciones del tema, sin que el gobierno cambiara la posición. La conflictividad de los puertos permitió al gobierno ganar el apoyo del sector privado”, dijo Carlos Carranza, del equipo investigador de la UNA.
Para el especialista esta fue la carta más fuerte de la administración, pero también se plantea un derivado, se refiere al tema de las convenciones colectivas, un aspecto que el gobierno espera negociar y todo lo relacionado con empleo público.
Respecto a la discusión del presupuesto nacional explica que fue una de índole política, no técnica, y se quiere una visión de corto plazo, no solo por la oposición sino por el propio gobierno porque no hubo discusiones centrales sobre el tema de cuáles son los ingresos/egresos.
Saltaron aspectos que no se han resuelto, como las contradicciones partidarias en la Asamblea Legislativa, la política anterior centrada en el área centroamericana y la atracción de inversionistas de Norteamérica.
El Plan Nacional de Desarrollo deja ver la falta de definición en empleo y políticas sociales, vivienda, infraestructura, competitividad e innovación en tecnología, uno de los objetivos a los que se les han asignado más recursos.
