Según Creo
Según el capitán Gavin Menzies, de la marina real, la revolución industrial empezó en Italia copiando los trinquetes dibujados en la enciclopedia que el almirante chino Shen He les regaló. Allí, según dice Eco, “la gente hacía cosas para conseguir dinero, lo que se cimentó en Inglaterra que inventó el mercado, “donde la gente hacía plata para conseguir cosas”.
No hubiera habido revolución industrial, y ningún mercado, si los chinos hubieran tenido el concepto de “propiedad intelectual”, que también inventaron los ingleses: mientras que Francis Drake, William Mansfield, Walter Raleigh, y otros nobles sires practicaban la piratería in the high seas, para que adquiriera supremacía la pérfida Albión.
En el continente había también ingenio, pero no había mercado, y los inventores fabricaban juguetes para il signor contino. Pero en Inglaterra los industriales hacían trinquetes para el pueblo, y eso es el mercado.
O eso es una parte del mercado, porque se satura pronto y hay que echarse afuera. Pero Inglaterra tenía la clientela cautiva del imperio, de donde también podía importar los alimentos más baratos, después de la abolición de las leyes del grano: ergo free trade en agricultura.
En su lucha para establecer supremacía nacional, Alemania bloqueó la importación de alimentos de Inglaterra en las dos guerras mundiales, pero esta se salvó del hambre, y de la derrota, con los granos americanos, que llegaban en grandes convoyes junto con las armas; de hecho, era el arma principal; aunque la derrota de los nazis se le debe a los rusos, quienes perdieron la guerra fría por falta de un mercado, que permite “ilimitado” crecimiento.
Los EUA que habían sido proteccionistas, se convirtieron al comercio libre (para los demás) cuando sustituyeron a Inglaterra en el imperio; y los TLCs fueron los nuevos carros de guerra cuando el viejo colonialismo se cambió por el free trade. En la imposición del CAFTA nos amenazaron con cerrarnos el mercado un día antes del referéndum, como han amenazado a los europeos con boicotear sus productos si le dan asilo a Snowden: una venganza de la nación más poderosa del mundo contra un individuo íngrimo que reveló los alcances vergonzosos de su espionaje, y que domina en el mercado libre.
Es reconfortante saber que hay entre toda la mostacilla moral dos presidentes americanos que desafían las amenazas de la nación más matona del mundo, aunque cierren el mercado petrolero.
