La mandarina es muy parecida a la naranja, pero más pequeña y de forma esférica, contiene una pulpa dulce y jugosa que se divide en gajos; es considerada una de las frutas más preciadas por sus múltiples propiedades culinarias, cosméticas y medicinales.
En la gastronomía, se usa para dar sabor a gelatinas, caramelos, bebidas carbonatadas y licores, así como en la elaboración de aceites para sazonar ensaladas, carnes, pescados y mariscos.
Por otro lado, el alto nivel de nutrientes de la mandarina protege contra problemas cardíacos, infecciones, anemias, alergias, diabetes y varios tipos de cáncer.
Aporta al cuerpo su función de combatir el colesterol, estreñimiento, presión arterial, deshidratación, obesidad y estrés.
Entre los beneficios de su consumo se encuentran sus propiedades antimicrobianas que evitan que las heridas se infecten y evitan los virus, hongos e infecciones bacterianas.
Los cítricos son muy buenos para la piel y la mandarina no es la excepción, en el caso del aceite de mandarina es útil en el crecimiento de nuevas células y tejidos.