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Opinión

Viajes de Navidad gratis a España y Ginebra

EDITORIAL

¡Abróchense los cinturones! Nuestros destinos son la hermosa ciudad de Madrid en España y las incomparables tierras nevadas de Suiza, en plena época navideña.

Aún más importante: ¡el viaje es gratis y podrán asistir todos los funcionarios que Presidencia invitó a costas del dinero del pueblo!

Pero hay que tolerarlo, dice el Gobierno, pues en estas fiestas de fin de año no hay mal que dure tres días, aunque miles de costarricenses hagan de tripas chorizo para pagar sus obligaciones y pasarla con algo de dignidad de cara a 2020. 

El presidente y una extensa comitiva se fue rumbo a las Europas a comienzos de mes para la Cumbre del Clima que se efectuó en España y ahora se alistan para el Foro Mundial sobre Refugiados en Ginebra, para el cual ya existe una nueva lista de invitados.

El mandatario Carlos Alvarado sabe que podría haber enviado al canciller Manuel Ventura, pues el gasto tanto en pasajes como viáticos de la ingente delegación fue oneroso y para ir un par de días a un evento al que llegaron funcionarios de otros rangos no presidenciales, ¿por qué empeñarse en la gastadera?

Pero no todo es negativo: los felices viajeros también disfrutaron de exquisita comida, como las tapas y cremas en Madrid, y ya “alistan la tripa” para gozar las delicatesen en Ginebra, además de sus otros sentidos para embelesarse con tierras de ensueño, pues nadie podría negarse a sus bellezas.

¿Qué más pedirle a la vida?, si viajar en Navidad siempre es placentero, más aún cuando se hace con plata ajena…

Con pesimismo, los costarricenses perciben que la viajadera del presidente Alvarado y el ministro de Relaciones Exteriores Ventura, con sus amigos de despacho y ministerio, aparte de un montón de “colados”, no tiene ningún motivo estratégico o político, pues a estas alturas, al menos del primer viaje a España, Costa Rica no conoce un renglón de los logros obtenidos por el tropel de funcionarios que se montó en el avión. 

Y no es para menos el malestar popular, si la delegación oficial a Madrid fue de 14 funcionarios y a Ginebra está por confirmarse, pero se habla de más de 10 personas, entre las que destaca la diplomática Rita Hernández, a quien le pagan el pasaje para que se reúna con su hija, quien también tiene plaza de Cancillería en esas tierras heladas de película navideña.

Pero a estas comitivas por supuesto que debe sumarse al menos 40 personas, todas acreditadas como representantes oficiales. 

No importa si la plata es de Casa Presidencial o de algún ministerio, pues a fin de cuentas se trata de recursos que pertenecen a los ciudadanos, a ese mismo pueblo que están apretando con impuestos. 

No es que seamos más papistas que el Papa, pero como bien lo dijo el expresidente don Abel Pacheco, una gira con una comitiva de más de 14 es “invasión” y representa gastos considerables para una Costa Rica que, según lo dice el propio Gobierno, está a punto de estirar la pata por el endeudamiento y el déficit fiscal.

Pero claro que Alvarado debía figurar en España y lo hará en Ginebra, pues los temas se encuentran en el rango de lo que este Gobierno defiende en el concierto de las naciones. Ojalá dichos viajes e intervenciones se traduzcan en un beneficio nacional y no personal, pues cada vez la Administración parece más una agencia de viajes y empleos con miras a pasarla rico y alcanzar las altas esferas de los organismos internacionales explotando la imagen, los recursos y la reputación de un país del que algunos toman cuanto pueden y no dan nada a cambio.

Pero acá lo más reprochable son las inmensas delegaciones que se montan en el avión como si nada y se dan la gran vida a costas de los contribuyentes, ¿para qué un equipo de comunicación, si el presidente lleva a su directora de dicha área y ella, que está capacitada para todo, debe cumplir con los requerimientos. Y eso ha sido histórico: para ahorrar recursos, al extranjero va un profesional en comunicación experto en distintas labores. 

Y también fueron asesores de viceministro, jefes de unidad, negociadores y otros trabajadores que sinceramente podrían haber hecho sus intervenciones sin necesidad de irse hasta Europa, pues no eran miembros de foros o paneles.

¿Cuánto más pagó el Gobierno por tanta gente, aparte de haber acreditado en total a 82 personas para dicha actividad en Madrid?

No es un paseo ni un regalo: consiste en una misión diplomática que debe comportarse como tal. No somos un país rico que llega con avión lleno a los destinos. 

Ahora va otro montón de funcionarios a Ginebra. Es comprensible que todos quieran ir, el mandatario y el canciller son muy entendidos y resulta poco probable que ocupen tanta asistencia. Vamos a hacer números por encima: la llegada a Suiza no cuesta menos de $1.000 y a estos costos de traslado hay que sumarles el de la “comidita”, la “bebidita” y otros rubros oficiales. 

Algunos se enojan cuando la prensa pide cuentas claras, pero, como dice el dicho: “¿por qué brincan si el piso está parejo?”. 

Es evidente que los ticos quieren y deben saber lo que se gasta en la gran casa, aquella que otrora nos dijeron estaba hecha de cristal. El asunto va más allá de la gira oficial, porque en medio de tanta calamidad fiscal que nos han restregado por las narices, esos gusticos resultan poco razonables.

Puede que estemos viendo la letra menuda, pues, como han querido justificar, las delegaciones presidenciales no son pequeñas y ameritan llevar asesores y demás personal, pero tal parece que llevar esas comitivas titánicas se ha vuelto habitual. Como el mismo Gobierno pasa cacareando que no hay plata, entonces ocupamos el informe de los resultados concretos por funcionario que viajó, no vaya a ser que se fueran solo a envidiar los goces de Europa…

Sería lo menos que se puede exigir, pues por más que los ciudadanos alcen la voz para quejarse de ese viaje, la Administración ya dio el banderazo de salida y, como si fuera un paseo de fin de semana, las maletas están listas, el pasaporte bajo resguardo y la adrenalina al máximo, para ir a ver la nieve al Viejo Continente. 

Esperamos que, tras la gira, se brinde un reporte de gastos y lo divulguen como muestra de la transparencia que tanto pregonan. 

Y, para concluir, recordemos la frase célebre de Fidel Castro: “no se puede estar en guerra y de fiesta”. En Tiquicia podríamos decir: “no se puede estar en deuda y de fiesta”.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Martes 10 Diciembre, 2019

HORA: 12:00 AM

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