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Opinión

Fiascos con la canasta básica

EDITORIAL

El anuncio que hicieron los ministerios de Hacienda y Economía respecto a los productos incluidos y excluidos de la canasta básica que deberán pagar nuevos impuestos con la entrada en vigencia de la reforma fiscal ha causado indignación, polémica y ante todo malestar. 

No es para menos porque muchos de los alimentos que se consumen diariamente en las casas de la mayoría de los habitantes de este país salieron por arte de magia de la lista oficial, para tener que pagar ¢13 más por cada ¢100 del costo.

Lo raro de todo es que anularon productos que sí son de consumo recurrente, de producción nacional y que están lejos de ser un lujo, como las fresas y las mandarinas.

Hay comida sana que dejó de estar en la canasta básica para darles campo a verdaderos caprichos, como la leche de cabra o las ya desterradas copas menstruales.

Definitivamente en esto de la nueva selección hay que ponerse acucioso y pedirle al Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), encargado de hacer las mediciones oficiales, que segregue la encuesta y demuestre a la población los datos reales derivados de ese ejercicio. 

Con ello no decimos que el INEC y sus profesionales están en cuestión, pero es necesario ser claros y transparentes cuando se trata de algo tan sensible como los productos de consumo básico del hogar. Igual responsabilidad recae sobre Hacienda, ser claro y directo.

Como decían las abuelas, hay que estar ojo al cristo, haciendo referencia al cuidado que se debe tener con el dinero. 

Lo que pasó con las copas menstruales es una burla para el consumidor que ambos ministerios trataron de justificar como un error de digitación. 

Tras una consulta de DIARIO EXTRA, resulta que el Ministerio de Salud se destapó al informar que esas copas ni siquiera están autorizadas para su venta en el país y para colmo de males las comercializan a más de ¢10 mil por Internet, mientras que un paquete de toallas sanitarias no pasa de ¢2 mil. 

La introducción de este producto higiene femenina no fue un error, a todas luces fue un intento de gol que todos cuestionaron, pero nadie advirtió hasta que la población pegó el grito al cielo.

El propio INEC indicó estar extrañado por la incorporación a la lista si eso no se deriva del estudio. La pregunta del millón: ¿cómo llegó ahí?

Si eso fue un error de los digitadores, ¿dónde están los responsables de verificar la calidad del proceso, donde se maneja información tan sensible? 

Lo raro de esto es que hace un mes también en Hacienda cometieron otro grave error, dejaron los huevos por fuera de la lista de canasta básica. Tras hacer las consultas obligatorias de prensa, el viceministro Nogui Acosta se disculpó al indicar que hubo un fallo en la digitación. 

Entonces ese tipo de conductas se hace costumbre o en esa cartera nadie revisa nada de lo que se dará a conocer a la opinión pública.

Pero vamos más allá con este tema. Es una barbaridad que se sacaran los atunes, que son la única proteína animal a la que muchos ciudadanos tienen acceso, pues ahora estarán gravados.

Tras de que ya las latas son un poco caras y con una si acaso comen dos personas, o unas cuatro si se prepara un arroz de esos que apenas quedan con el olor a atún, no es posible que ahora su precio se incremente bajo la justificante que son comida de clase alta. 

Si bien es cierto existen en el mercado variedades, tamaños y sabores de atunes, lo cierto es que una buena parte de los hogares costarricenses no puede consumir pollo ni carne de res, por eso la lata era la salvatandas. 

¿A quién pretende beneficiar este cambio? Pues obviamente los perjudicados son los miles de hogares que de seguro mermarán el consumo de este alimento cuando entre en vigencia el cobro. 

Por ejemplo, una lata cuesta entre ¢1.000 y ¢1.800, pero a partir de medio año habrá que sumarle ¢13 por cada ¢100, lo cual en el precio más barato sería ¢130 y ¢234 en el más caro. Algunos dirán que no es nada, pero hay hogares donde apenas hacen una comida al día y ese dinero es mucho. 

Paradójicamente en la lista oficial entraron la leche de soya y la leche de cabra, productos que no consume la mayoría y que obviamente por mucho están lejos de ser prioridad en el diario. ¿Cómo es que las fresas y las mandarinas desaparecieron de la canasta básica? Son un producto nacional y abastecer el mercado local ha requerido el esfuerzo de pequeños productores en su mayoría. Pero lo extraño es que una fruta como el kiwi, que sí es importada, no tuvo variación alguna. 

Si bien en cinco meses viene la próxima encuesta para fijar los nuevos productos de la canasta básica, las autoridades competentes deben ver con mayor seriedad lo sucedido hace un par de días, pues con la comida no se juega.

De cara a la entrada en vigencia de la reforma fiscal, la ciudadanía merece la información más clara del gobierno, más si se trata de temas tan sensibles como el alimento, la educación y la salud. 

Tras la aprobación de la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, las campañas de información del gobierno murieron. Pero aquí está el error, ¿deben sí o sí los administradores instruir a los administrados?

No está de más continuar las jornadas de datos porque estamos a tres meses de pagar más impuestos y aún muchas personas no saben qué, cuándo y por qué deberán sacar más dinero para vivir.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Martes 19 Marzo, 2019

HORA: 12:00 AM

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