Soy una mujer casada de 29 años. Me casé hace 11. Como muchas mujeres no lo hice por amor, sino que lo hice por vaga. No quise terminar el colegio, ni tampoco quería trabajar y me encontré a un señor bonachón 20 años mayor que se enamoró de mí y me dio todo. Con él tengo a mis dos hijos, y aunque lo estimo y lo aprecio, nunca lo he querido como se quiere a un hombre. Creo que fue un error en mi vida, pero no sé cómo corregir esta equivocación.
Tradicionalmente el matrimonio era una forma de mantener el estatus social y económico y en muchos casos, la vía para salir de la pobreza o escalar posiciones dentro de la sociedad.
Eran épocas en las cuales la prosperidad no estaba al alcance de todos. Si se nacía pobre era casi cierto que morías pobre y tendrías una descendencia marcada por la pobreza. El estudio y el progreso laboral estaban vedados para las grandes mayorías. Hoy esas condiciones han cambiado y la prosperidad en menor o mayor grado está al alcance de todos.
A pesar de la nueva realidad imperante son muchas las personas que buscan el camino fácil rehúyen el estudio, el trabajo arduo y se buscan una relación que brinde los lujos y caprichos que no me puedo procurar. Esas comodidades generan un regocijo inicial, pero con el tiempo la desazón comienza a reinar.
Hay tres grandes pasos que se deben dar en este tipo de situación. Por un lado, lo más importante es tener claro que fue la desidia, el desdén, y la pereza los responsables de estos errores. Además, dejar ese estado de confort que relatas y comenzar a preparase para la vida para aprender a ganarse el pan nuestro de cada día. Una máxima de salud mental reza “no se disfruta de lo que uno no se ha ganado”. Desde luego también hay que disculparse de manera profunda y sincera con la persona que por un beneficio económico y en el nombre del amor fue engañado.
PERIODISTA:
CRÉDITOS: Dr. Mauro Fernández
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Martes 14 Agosto, 2018
HORA: 12:00 AM
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