Busetas Heredianas, símbolo de contaminación e inoperancia
Melissa Gutiérrez Orfila / [email protected]
Parecen chimeneas con ruedas y se diferencian por su pésimo servicio. Las Busetas Heredianas (BH) o como se les conocen “las amarillas”, de la ruta 400 entre Heredia – San José por autopista, recorren las calles por la libre, tirando humo por doquier y evadiendo las señales de los usuarios en las paradas.
Hace poco, tardé 25 minutos en la parada de buses del Paseo de las Flores. Entre 5:05 y 5:30 de la mañana del jueves 7 de setiembre de 2017, pasaron 4 busetas amarillas y solo una se detuvo para subir a 2 pasajeros de seis que esperábamos con evidente frustración.
Como locomotoras viejas de las que quemaban carbón todavía el siglo pasado, las unidades van y vienen, cada vez más lentas por su pésimo estado mecánico y por el congestionamiento vial típico de esa ruta, y creo que sostienen el récord en emisiones de CO2.
A vista y paciencia de los pocos oficiales de tránsito, las chimeneas amarillas simbolizan la contaminación ambiental sin control, cuyos cómplices parecen ser Riteve y la Dirección General de Transito. Además, son el ejemplo magno de la ineptitud en servicio al cliente.
Choferes que se hacen literalmente los tontos ante las señales de la gente en las paradas, unidades que destacan por su desaseo interior en asientos, pasamanos y ventanas, siendo muy probable embarrarse de mocos y morir de calor por la alta humedad interna cuando llueve torrencialmente.
He creído que esta empresa autobusera, único poseedor de la ruta 400 Heredia – San José por pista, trabaja bajo condición monopolista. Imagino un consejo de ancianos decrépitos tomar decisiones solo en torno a reducción de costos: dar mantenimiento solo cuando se queden varadas, no pagar chequeadores, no comprar unidades nuevas a menos que sea obligado, jamás tener una terminal porque genera otros costos e impuestos, entre otros.
Como “valor agregado”, su central 2261-7171 está muerta y sus redes sociales inactivas. Me siento como clienta de algún inversionista “filántropo” neoyorkino que en 2007 se declaraba en quiebra y se llevaba mis ahorros sin dejar rastro.
Esos mismos viejitos obtusos de seguro trabajan bajo la consigna de: “¡Qué se aguanten!, de por sí somos los único que vamos por pista”. Desgraciadamente es cierto, quien deba llegar a La Sabana, al Paseo Colón, al Hospital Nacional de Niños o al San Juan de Dios, tendrá que aguantarse el cinismo y negligencia de estos viejos empresarios.
Esos mismos señores arcaicos, apalancados en la mentalidad de la unión de autobuseros, son los que siempre se opondrán a iniciativas como el tren, tranvía, metro o la incursión de otras empresas en la misma ruta, como ocurrió con Tuasa cuando viajaba por pista desde Alajuela hacia y desde San José por Heredia, “robándole” pasajeros a BH porque hacia carreras más frecuentes y rápidas.
Este es solo un símbolo del subdesarrollo y de la falta de voluntad de los diferentes gobiernos donde la empresa privada suele doblarle el brazo al interés público.
Ojalá que como usuarios hagamos algo para no aceptar estos abusos cotidianos. Aceptarlos es admitir el subdesarrollo desde el propio pensamiento, siendo la praxis una mera consecuencia de lo primero.
