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Opinión

Democracia y dictadura

Fernando Berrocal

Al terminar este año 2016, la muerte de Fidel Castro, hace unas semanas, obliga a una reflexión política esencial sobre democracia y dictadura:

Pinochet (Chile), Stroessner (Paraguay), Somoza (Nicaragua), Trujillo (República Dominicana), Duvalier (Haití) y los militares argentinos… se deben estar quemando en la última paila del infierno. En eso tiene razón la izquierda. Lo que no puedo entender, ni tiene lógica y me resulta inaceptable, es por qué ese no será el mismo destino de Fidel (Cuba).

¿Por qué las dictaduras de izquierda son buenas y las dictaduras de derecha son lo peor que les ha sucedido a los pueblos que las han sufrido? Esa doble moral y esa doble ética de la izquierda es cínica, prepotente e irracional.

¿Qué diferencia al militarismo totalitario y fascista, del comunismo militarista y totalitario? ¿Qué diferencia los campos de exterminio nazi, del Gulag soviético? ¿O la represión de Pinochet en sus 16 años de dictadura en Chile, del caso de Fidel y Raúl por más de 50 años en Cuba? ¿Qué hace diferentes a unos presos políticos de los otros? ¿A un exilio de otro exilio?

Todas las dictaduras, sin excepción, sean de derecha o de izquierda, son en esencia perversas, censurables y conculcadoras de los Derechos Humanos.

Esa visión del mundo y de la historia es el abismo ideológico, político y ético que separa a los verdaderos demócratas de la izquierda marxista y de la ultraderecha conservadora, incluyendo a algunos social-confusos y populistas que militan en partidos que se dicen democráticos. 

Para nosotros la libertad es el bien supremo. Nosotros vemos al sistema democrático como un proceso en libertad, abierto, reformista y participativo, con elecciones periódicas y realmente libres, partidos políticos y organizaciones representativas de la sociedad civil, oportunidades para todos dentro del Estado de Derecho, plena libertad de prensa y de crítica, separación y, sobre todo, pesos y contrapesos entre los Poderes del Estado y en la relación entre los ciudadanos y el Estado.

Ellos creen en la opresión y en la dictadura de un partido político o de un caudillo y un líder militar supremo, llámese Fidel o Pinochet, cuya palabra o acción es la suprema ley y el acto a obedecer verticalmente. Así de simple.

A menos que hayan pedido perdón en el último minuto de su vida y Dios, en su infinita bondad, los haya perdonado, todos esos dictadores, de derecha o de izquierda, se están quemando en la última paila del infierno (si es que existe el infierno, de lo que tengo muchas dudas), junto a Hitler y Stalin, que son los modelos mundiales supremos de maldad y crueldad.

Digamos como epitafio, la verdad sobre Fidel: fue un dictador que sometió al pueblo cubano a medio siglo de opresión y dictadura. La más larga, violenta, sanguinaria y dura dictadura en la historia de América Latina.

Trabajemos y luchemos, siempre y sin miedo, por profundizar y defender el sistema de vida en libertad y en democracia. Jamás defendamos ni apoyemos una dictadura. Ni de izquierdas ni de derechas.

Arranquemos con ese pensamiento la política el próximo año 2017.

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Jueves 29 Diciembre, 2016

HORA: 12:00 AM

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