Eliminación de trámites, una fórmula para avanzar
Gloria Bejarano Almada
La queja constante de la ciudadanía sobre los servicios que el Estado y sus instituciones brinda a la población es algo que no puede ser ignorado. Las largas colas, las presas a toda hora, el mal estado de las calles, la falta de capacidad para la ejecución de las obras proyectadas, aprobadas y hasta financiadas, el retraso en los trámites, el exceso de requisitos para realizar cualquier diligencia, son realidades con las que todos los días tenemos que lidiar.
El reclamo tiene fundamento, pues pareciera que hemos perdido el sentido mismo de contar con trámites y protocolos, que faciliten la convivencia, la organización del Estado, la concreción de obras y la pronta atención de las necesidades de los gobernados.
Hoy pareciera que los trámites tienen vida propia y son más importantes que las necesidades y los usuarios, que tienen que sufrir un verdadero vía crucis para poder acceder a un servicio público, obtener una respuesta, hacer valer un derecho o propiciar el progreso del país en forma ordenada, ágil, transparente y pronta.
No hace muchos días escuchaba un programa radial en que se comentaba la forma como a una mujer embarazada, la habían obligado a ir de una ventanilla a otra, llenando formularios y requisitos sin consideración alguna a su condición. Cada vez que accedía a una nueva ventanilla se le pedía un requisito más.
El trámite para acceder a una pensión por viudez, es relativamente rápido, pero la liquidación de las prestaciones por parte de un ente público puede significar meses de trámites, como por ejemplo la Asamblea Legislativa no puede girar los fondos, sin una orden judicial, por lo que hay que recurrir a un Juzgado de Trabajo, este trámite puede durar unos cuatro meses. Seguidamente hay que publicar un edicto, lo cual toma otros dos meses, para que el Juzgado de Trabajo pueda fallar en favor o en contra. Por otro lado, hay que presentar el certificado de defunción y una certificación del Registro Civil, en el cual se da fe que no existen más hijos del difunto que los procreados con la viuda. Durante todos estos meses la viuda y los hijos tienen que hacer frente a gastos de abogados y pago de trámites para recibir un derecho que les corresponde legalmente.
Si nos vamos al campo de la construcción, el emprendimiento, de las obras públicas y la generación de nuevos proyectos topamos con una serie de requisitos interminables, ilógicos, repetitivos e innecesarios capaces de frustrar cualquier iniciativa.
Los procedimientos son necesarios, así como los controles, pero el abuso de estos y la actitud a veces prepotente de quienes los aprueban, constituyen hoy un freno para el desarrollo y una fuente de malestar para todos. Es urgente, la evaluación de los trámites que se exigen para validar su efectividad, su lógica y su pertinencia.
Las prioridades de todo Estado se deben centrar en buscar el bienestar de los habitantes, responder a sus necesidades con servicios de alta calidad y propiciar el desarrollo personal, la inversión y el progreso económico de todo un país.
Hoy por hoy, la tramitología es una de las principales causas del estancamiento en el que nos encontramos sumidos. Avanzar en la eliminación de trámites innecesarios y exceso de requisitos permitiría al Estado, entre otros muchos casos, dar inicio a obras de infraestructura que requerimos con urgencia y por las cuales ya estamos pagando.
