Lorena Brenes, procuradora general de la República, deja su cargo tras 12 años de estar al frente de dicha institución y en una entrevista con DIARIO EXTRA aseguró que una cena reciente con la presidenta del Poder Judicial fue una actividad de despedida y no hubo ofrecimientos de trabajo.
Además dijo en enero que Daniel Soley, ex viceministro de la Presidencia, le ofreció una embajada debido a un posible distanciamiento entre la administración Solís Rivera y la Procuraduría. Esto provocó un escándalo político que terminó con la salida del funcionario.
Brenes aseguró a El Periódico de más Venta en Costa Rica que dejó ir ese tema y no guarda ningún resentimiento contra nadie. A continuación una parte de la entrevista concedida ayer a este medio.
¿Este es el momento de irse de la Procuraduría General de la República?
- Sí, es el momento.
¿Si el presidente Luis Guillermo Solís le hubiera pedido que se quedara, usted se hubiera quedado?
- Es que no me lo ha pedido, no voy a hablar de hipótesis. Creo que es el momento, hay ciclos que se cierran.
¿El almuerzo reciente con Zarela Villanueva, presidenta del Poder Judicial, y otra magistrada fue con el fin de ofrecerle a usted la dirección legal de dicha institución?
- No. Me hicieron una despedida. No solo estaban ellas. Uno va conociendo a la gente por el trabajo, fue un grupo de mujeres de otras instituciones que me invitaron a comer como una despedida. No se habló de trabajo ni de ofrecimientos.
¿Cuáles eran los retos que enfrentó hace 12 años, cuando la nombraron procuradora general de la República?
- Uno de los retos más importantes que me propuse, y así lo manifesté en las entrevistas, era tratar de definir mucho más claramente con la Contraloría General de la República cuál era el ámbito de competencia de cada una, de forma tal que cada una se dedicara a lo suyo y la administración no tuviera la confrontación de criterios. Creo que eso se logró hace muchos años.
¿Cuál fue el cambio más grande que tuvieron que enfrentar?
- El cambio más grande fue el Código Procesal Contencioso Administrativo, en el cual participé en distintas etapas. A pesar de que era un cambio fuerte, nos preparamos con tiempo. Estudiamos todo el Código y creo que con el cambio mantuvo una muy buena representación del Estado.
¿Cuál es el nivel de juicios ganados?
- Sí, tenemos un buen nivel de juicios ganados. En estos momentos tenemos 58 mil procesos activos, por año evacuamos entre 400 y 500 consultas a la administración pública, hacemos un aproximado de 300 escrituras al Estado y contestamos 70 acciones de inconstitucionalidad por año. Somos 80 procuradores de 280 funcionarios en total.
¿Cuántos casos en promedio atienden los procuradores?
- Dependiendo del área es distinto, pero pueden andar entre 500 y 1.000.
¿Por qué conciliar con los hermanos López, chilenos a quienes se les atribuye la quiebra del antiguo Banco Anglo Costarricense?
- En estos puestos hay que tomar decisiones fuertes que en algún momento pueden no ser comprendidas. Había una realidad clara, ellos no iban a regresar al país mientras se les pudiera imputar algún tipo de responsabilidad, esa era la realidad. Otra realidad a nivel judicial era que se habían declarado intervenciones a empresas y propiedades, a la espera de que el proceso siguiera en algún momento. En virtud de eso, el abogado de ellos nos buscó con el fin de llegar a una negociación. Si hubiéramos dicho que no podía ser que se viniera una demanda al Estado por los 10 o 15 años que tuvo el Estado la gestión de esos bienes.
¿El criterio de la FIV la marcó?
- El FIV fue un caso que también marca porque los que nos dedicamos a él tuvimos que estudiarlo y complicada fue la audiencia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
¿Es un puesto de presiones?
- Sí y no. Hay presiones que existen externas, no le estoy hablando del Poder Ejecutivo, le estoy hablando de prensa. Al final uno sí toma las decisiones absolutamente solo dentro de la Procuraduría. Entonces uno a veces siente presión donde ve la prensa que está esperando el dictamen de la Procuraduría y qué va a decir, unos esperan que diga esto y otros esperan que diga lo otro. Obviamente eso ejerce algún tipo de presión, pero ya en el momento de tomar la decisión no.
¿Presiones políticas o sectores de la Asamblea Legislativa?
- Igual vamos a definir qué es presión. Que en algún momento puedan llamar a decir, cualquier gobierno, “nosotros vamos por esa línea”, eso no es presión, o un diputado que llame, a eso no le llamo presión. Presión es que a usted le dicen “mire o saque esto”, ese tipo de presión nunca.
¿Con cuál gobierno tuvo una mejor relación, con el de Pacheco, Arias o Chinchilla?
- Todos los gobiernos tienen su estilo y sus personas, y le diría que en términos generales trabajé bien con todos.
¿Hubo tensión o roce con la administración Solís Rivera?
- No, aquí seguí trabajando igual que siempre. Tuve reuniones con los ministros, me llamaban, con viceministros.
¿Se arrepiente de haber ido a la reunión con Daniel Soley, exviceministro de la Presidencia?
- Yo soy de las que dejan ir. No he pensado eso, no me he cuestionado eso. Yo fui, sucedió lo que sucedió y ya pasó.
¿La marcó el haberse sometido a una comisión legislativa?
- Diría que sí. Fue una exposición pública muy fuerte, que no estaba acostumbrada. Sí marcó, pero no le voy a decir que fue negativamente. Uno como persona crece. La familia y los amigos son lo más importante porque son en esos momentos los que a uno lo sostienen. Tengo un agradecimiento grande con la gente que me creyó.
¿Se refugió en el ciclismo en esos momentos?
- Sí y sigue siendo un refugio. Es cierto. Ya había empezado a andar en bicicleta recreativa. Me sirvió mucho porque seguí. Salí a andar en bicicleta en zonas montañosas. Tener un deporte recreativo sirve porque libera mucha energía.
El ex viceministro de la Presidencia se fue y usted se quedó. ¿Siente que salió más fortalecida?
- Tampoco me he puesto a pensar quién salió fortalecido y quién no. No estoy diciendo que él no lo saliera, habría que preguntárselo a él, yo como persona y funcionaria sí salí fortalecida. Estoy muy tranquila con lo que hice después porque seguí trabajando. Con todo el mundo seguí llevándome bien.
¿Siente algún resentimiento contra el ex viceministro? ¿Se han vuelto a reunir?
- Ya dejé ir el tema, el tema pasó, no voy a estar con resentimientos. Si uno está con resentimientos, al que le afecta en la vida es a uno.
Durante la administración Chinchilla se dieron algunos casos que llevó la Procuraduría de la Ética. ¿Hubo algún divorcio entre usted y la Procuraduría de la Ética por eso?
- No, de ninguna manera. En la relación de trabajo siempre se trabajó muy de cerca. Nunca hubo ninguna ruptura a nivel de trabajo.
Después de ese pico de grandes temas ahora vemos una Procuraduría de la Ética menos mediática.
- Podría ser, pero es un estilo propio de don Ronald (Víquez, actual procurador de la ética). Se sigue haciendo el mismo trabajo, puede ser que haya un tema mediático.
Es inevitable entrar en ese ámbito porque hay casos muy mediáticos como el viaje a Perú en un avión privado o el viaje en un yate. Se sentía una mayor participación en medios de la Procuraduría de la Ética.
- Los casos se siguen resolviendo. Puede haber un tema de qué tanto la prensa se entera, puede ser eso.
¿La exposición mediática es un tema de don Ronald porque usted no media en eso?
- No, porque tampoco mediaba antes.
Le preguntaba el tema de la presión política porque nos indicaron que Carlos Ricardo Benavides era un ministro de la Presidencia muy intenso.
- Mire, le diría que la mayoría de los ministros de la Presidencia son intensos. Estuve con Danilo Chaverri, Marco Vargas, Rina Contreras, Carlos Ricardo Benavides, Rodrigo Arias, es parte del perfil. Que eso lleve a situaciones incómodas o donde uno se sienta amenazado no. Hay intensidad, pero es parte del ser casi de un ministro de la Presidencia.
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CRÉDITOS: Fotos: Herbert Arley
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Sábado 30 Abril, 2016
HORA: 12:00 AM
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