Faltaban 10 minutos para las 7 a.m. del sábado, el tono de un mensaje entró a un grupo familiar de Whatsapp. “Con la bendición de Dios comenzamos otro lindo día... Buenos días a todos”. Doña Zita Mairena Amador, una de las 13 víctimas del naufragio ocurrido en Corn Island en Nicaragua, le informó en ese momento a sus parientes que todo marchaba bien.
“Después de las 8 a.m. que nos escribió fue la última vez que supimos de ella, estaba disfrutando y no le escribíamos para no molestarla, ella tenía más de 1 año de estar esperando el viaje, tenía mucha ilusión, se fue desde el miércoles y siempre nos mandaba fotos para que viéramos lo que hacía”, comentó con mirada fija su hija Marion Fonseca, locutora de radio y madre de dos pequeños, que eran los ojos de la ahora fallecida.
El ambiente en la vivienda de Mairena, quien pronto cumpliría 64 años, se tornó complicado aún después de afrontada la noticia, apenas en la tarde realizaban Marion y su hermana las diligencias para las honras fúnebres de su querida madre, quien le decía a sus familiares que si algún día llegaba la hora de su partida, debían incinerarla.
IMPACTO AL CORAZÓN
La noticia para esta familia oriunda de Limón, pero radicada en Jardines de Moravia, fue un impacto, participaban en el rezo en casa de una hermana de Zita, cuando una llamada entró y el silencio de inmediato se apoderó de todo.
Marion, de 27 años, rápido perdió el sentido y corrió a ver qué ocurría, sin creer en lo que para ese momento le habían informado.
“Estábamos rezando, cuando mi tía contestó una llamada en la que le dijeron que había ocurrido un accidente en Nicaragua, que se había volcado un bote y en ese momento mami iba a bordo, yo simplemente no lo creí y me fui corriendo a ver las noticias, después de eso me encerraron en un cuarto, no me dejaban llorar porque yo estaba con mis dos hijos, me puse blanca y la verdad es que aún no lo creo”, relató la joven.
Fonseca supo que su mamá murió por el golpe del bote en el cual iba, alegó que Mairena no sabía nadar.
QUERÍA VIAJAR A TODO LADO EN 2016
La familia Mairena, quien es una pensionada de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), aún no sabe cuáles serán las acciones a tomar en adelante, aún cuando varios abogados cercanos les han informado que existe la posibilidad de tomar opciones legales contra la empresa que facilitó el viaje.
Doña Zita, una mujer que luchó por sus 3 hijos toda una vida, tenía familia en Nicaragua, pero rápido encontró su rumbo encaminándose hacia Limón, donde se desarrolló como profesional en las filas del gobierno.
Hace aproximadamente 7 años se pensionó y adquirió su casa en Moravia, donde vivía con sus hijos y nietos, su ilusión era que durante el 2016 le aparecieran miles de opciones para viajar. “Ella me decía que este iba a ser el año de los viajes para ella, incluso ya se había pagado uno para ir a México en octubre próximo, a veces de la nada se alistaba y salía, quería siempre disfrutar un poco, y eso nos ponía muy felices a nosotros sus hijos, la verdad es que su felicidad era la mía”, apuntó con ojos empañados Marion, la menor de los hijos de doña Zita.
A las 6 p.m. la familia se dirigía hacia el Aeropuerto Juan Santamaría a fin de esperar el cuerpo de la víctima, después de eso la mandarían a incinerar y posteriormente las cenizas serían llevadas a Limón para que todos sus conocidos pudieran despedirse.
