Sin Rodeos con Isabel Espinoza
Vladimir de la Cruz
Celebra Isabel Espinoza diez años de tener al aire un programa de televisión, en Extra TV, resultado de su esfuerzo tenaz, de la capacidad e inteligencia que ha desarrollado en estos años, del conocimiento y manejo de los temas que propone para discutir con sus invitados, entre los que me incluyo. Llegué en sus primeros programas y hasta hoy, en esta decena de años.
Con bastante frecuencia me ha invitado a compartir opiniones y a discutirlas, o a enfrentarme con la realidad nacional, política e internacional, o como comentarista o analista de temas históricos. Llegué al programa, y a la amistad con Isabel, por la presentación, y posiblemente sugerencia que le hiciera mi querida amiga, periodista, comunicadora, otra mujer de lucha, trabajadora, como Isabel, que pellizca a diario su existencia, en la radio y los medios de comunicación, en periódicos regionales y revistas, Gilda Chacón. A Gilda ella le tenía respeto y cierto miedo por su fuerte carácter. Así conocí a Isabel y su esfuerzo informativo.
Con el tiempo la fui descubriendo. Desde niña se orientó por la comunicación por considerarse muy comunicativa, muy habladora, la chiquilla que siempre hablaba, que le gustaba estar al frente de los actos cívicos de su escuela y colegio. Así la comunicación ha estado en su vida desde pequeña.
Cuando le tocó trabajar, joven, como muchas mujeres, lo hizo para un medio alternativo, Maranata y Su Salud, donde empezó vendiendo publicidad. Por la impresión de este medio llegó a La Prensa Libre, donde se imprimía el periódico, teniendo la suerte y la dicha de conocer a su director, William Gómez, quien rápidamente descubrió en ella inteligencia para dedicarse a la comunicación, y la impulsó y apoyó.
En sus conversaciones con este gran periodista, sabiendo que quería terminar sus estudios universitarios, la impulsó al área del periodismo, carrera que concluyó en la U Latina y luego siguió con una maestría en otra universidad.
Cuando terminó sus estudios, de nuevo William Gómez la llamó para que hiciera un programa con Extra TV, aspecto al que ella originalmente le tenía cierto temor porque estaba acostumbrada a estar detrás de un escritorio. No se sentía con “ángel” y le daban cierto temor las cámaras. William con paciencia paternal la hizo tomar la decisión diciéndole que estaba seguro de sus capacidades, y calidad del trabajo, y que podía hacer muchas cosas, además de que le reconocía conciencia social para hacer periodismo diferente, serio, que impactara, porque no le interesaba figurar sino informar. Le dio 15 días para empezar con el programa.
El nombre del programa, “Sin Rodeos”, lo dejó en sus manos, para lo que hizo un focus group, con amigos suyos, del que salió este nombre, uno de los nombres que ella misma había puesto a consideración de este grupo.
El programa lo pensó para que la gente tuviera participación, para que fuera parte del mismo, porque el pueblo como tal, el televidente, según ella, no tenía oportunidad de preguntarles a los personajes de la vida nacional de manera directa sus inquietudes o problemas, porque los invitados del programa Sin Rodeos son en la mayoría de los casos, si no de su totalidad, de difícil acceso para que el televidente pueda acercársele, ministros, diputados, miembros de la Casa Presidencial y de la clase política nacional, presidentes ejecutivos de las instituciones del Estado, profesionales, especialistas y analistas, con capacidad de dominio de amplios y variados temas.
En el programa Sin Rodeos Isabel elige los temas, las personas, las preguntas, con la intención de llevarle a la gente la información de primera mano, sobre el criterio que responda el que debe responder o el que pueda enseñarles a ella y a sus televidentes. En el programa ella no es el centro de mesa ni la actriz, no emite criterios personales como entrevistadora, ni ella es la entrevistada. Ella hace que su invitado sea el que aporte, sí pregunta, sí cuestiona pero no fuerza opiniones. La opinión es el objetivo del programa, que la forme el televidente de lo que escucha de los invitados. Busca que la gente comprenda los diferentes campos de acción, que tenga diversas versiones, que se tenga todo el manejo posible de las cosas, que se responda a las necesidades de la gente.
Le da el lugar a cada invitado y político que tienen su versión, que manejan el hilo conductual desde su exposición, que le dan parámetros que Isabel aprovecha para conducir el programa, escoger los temas, con una ecuación analítica encerrada en: ¿A quién hacerle caso, a quién creerle?
En el programa se respeta el criterio de las personas pensantes, que analizan. No se debate con la entrevistadora aunque ella agudiza con sus preguntas y repreguntas. Su programa es de gente de diferentes tipos de pensamiento. Para ella es la gente la que al final va a decidir con qué y con quién se queda en cuanto a puntos de vista.
Lo más importante para Isabel y su programa Sin Rodeos, título provocativo, es que la gente tenga la información para que pueda sacar sus propias conclusiones, que escuche y pueda decidir creando su propia opinión, pero no la opinión de Isabel ni la del invitado, la que el televidente pueda sacar por sí mismo con lo que se le está ofreciendo.
Tampoco el programa ni Isabel parten de que lo que diga el invitado sea la santa palabra, por ello busca la contraparte en los diferentes campos de acción y con otros invitados.
Este es un todo, el programa que busca fortalecer un espacio para el pensamiento crítico y el actuar comprometido, para que la gente sea más incisiva, para que el político invitado llegue a responder al pueblo, si es del caso rendir cuentas, no es para sentarse frente a cámaras por sentarse ni a decir lo que se quiera decir. Es un programa que obliga a pensar.
Algunos temas le causan polémica con el público, con los que entrevista. No se ha ganado pleitos gratuitos por el programa, aunque la gente hace cuestionamientos sobre temas e invitados.
Los temas del programa generalmente son polémicos, los que causan fricción, los que están en la agenda diaria de todos los espacios públicos y políticos del país, como uniones de hecho, FIV, interrupción de embarazos, matrimonios del mismo sexo y todo lo de la política, que es lo que más roza y lo que más se enfoca en el programa. No es de extrañar que con frecuencia de distintas instancias, al día siguiente del programa, se soliciten copias del mismo por afectados o interesados.
Los que hemos participado en el programa siempre tenemos la rica experiencia de atender, por teléfono, participantes del público televidente buenos, respetuosos, que saben generalmente o tienen conocimiento, por básico que sea, del tema de fondo que se está tratando, con interés de aprender. Se siente que la gente tiene el programa como parte suya y que el programa le ofrece una oportunidad de expresarse, de hacer valer su derecho de opinión y de pensamiento. Igualmente tenemos la gratificación del reconocimiento de la gente fuera de cámaras, en la calle, que agradece la participación, la atención que se le da en todo el territorio nacional.
A los invitados nunca se nos dice qué se nos va a preguntar sobre el tema de fondo. Esa es la sorpresa para el invitado y para el público, lo que le da al programa naturalidad y espontaneidad.
El programa cumple diez años, que es una tarea dura, de esfuerzo muy personal, que se ha mantenido por la fe en la propia capacidad de trabajo de Isabel y el apoyo de sus colaboradores, especialmente de Iary Gómez, conductora y gerente general del Grupo Extra, que como su padre es el pilar y apoyo hoy de este programa y de su conductora Isabel, a quien también le ha comisionado la presentación del programa “Ruta a la Alcaldía”, del Grupo Extra, que Iary impulsa en Extra TV y en la página 2 de DIARIO EXTRA.
Felicitaciones en este décimo aniversario a Isabel Espinoza por su programa Sin Rodeos y a Iary Gómez por el apoyo de Extra TV a este espacio de pensamiento nacional.
