El desastre pesquero en Costa Rica
Freddy Pacheco León*
ATÚN
El desastre pesquero en Costa Rica no empezó hace tres o cuatro años, como algunos parecen creer. Es noticia añeja. Ya desde hace 40 años planteábamos la urgencia de regular la pesca del atún aleta amarilla (principalmente) en vista de que, a partir de una interpretación interesada de la visionaria “Ley Ferreto” sobre la pesca del atún (luego ampliada a Ley de Pesca), se empezaron a regalar las licencias para pescar a la flota extranjera. ¡Miles de millones de dólares! en atún costarricense se han regalado desde entonces. ¡No se lo roban!, como dicen algunos, porque si a alguien le regalan algo tan valioso, y además lo aplauden por llevárselo, ¿para qué tomarse el trabajo de robárselo?
Y así por el estilo se han venido tratando nuestros recursos pesqueros, desde la época de la “Dirección de Pesca” que tenía su escritorio en el MAG, a los tiempos actuales del Incopesca. Ahora, que tales recursos están prácticamente agotados y que nuestros pescadores dependen del IMAS para subsistir, la solución no ha de buscarse en “nuevos directivos” ni en nuevas prohibiciones.
Si no se quiso corregir la Ley de Pesca cuando tuvo su momento en la Asamblea Legislativa, para que se detuviera el regalo de nuestro valioso atún, en la de menos (para esa riqueza) sí podría haberle llegado el momento. Cambio legal que habría que acompañar por organizar a nuestros pescadores para que, aun con pequeñas embarcaciones, sean ellos los que abastezcan el mercado nacional, si a la vez se les echa una mano para que no vaya a impedir su desarrollo autóctono, la apertura acordada en el marco del TLC con EE.UU., apoyada entonces por la casi monopolística industria enlatadora ubicada en Puntarenas.
CAMARÓN
Por otro lado, aunque en pequeña escala, la irracional prohibición a pescar camarones en Costa Rica, extendida interesadamente a prohibir también el uso de innovadoras técnicas de arrastre amigables con el ambiente, es otro asunto que demanda su análisis pues deja preguntas sin responder. Veamos.
Si la pesca del camarón en todo el mundo solo puede hacerse con la técnica de arrastre y dicha técnica se prohíbe en aguas ticas, ¿cómo se podría abastecer el mercado nacional? Como la respuesta sería “solo importando el camarón”, cabe preguntar ¿se aplicaría a los pescadores extranjeros la misma prohibición impuesta a los costarricenses? Si la respuesta es “no se puede”, ¿en dónde está la lógica conservacionista? ¿No será que podría haber algunos “interesados con intereses” (no solo encontrados en el asunto del negocio del agua) dispuestos a hacer un gran negocio con el camarón importado? Aspectos estos que no les han sido aclarados a los consumidores costarricenses que desconocen los alcances de esa prohibición.
ALETAS DE TIBURÓN
Y sobre el telele de los tiburones que sufren del criminal desaleteo, ¿por qué los mismos que dicen defender a esos peces no apoyan una prohibición (¡aquí sí vale!) a exportar aletas desde nuestro país? Si tenemos más de 75 especies de tiburones y mantarrayas, ¿por qué centrar la atención solo en la especie del tiburón martillo? ¿Es que acaso no importa que los demás tiburones sigan sufriendo el maltrato documentado? Tal posición es al menos “rara”, pues es obvio que al prohibir la exportación de aletas se acabaría inmediatamente el desaleteo, pues las descargas se siguen haciendo clandestinamente… para después exportar las aletas con la bendición de las autoridades.
*Doctor en Ciencias Biológicas
