Jeannette Carrillo salió del Hospital Calderón Guardia llena de esperanza, 10 minutos fueron suficientes para recibir la fuerza que la mantiene en pie cada día y la hace una mujer de fe inquebrantable.
Allí visitó a su hijo César Villanueva, quien está en Cuidados Intensivos Quirúrgicos tras ser el primer costarricense en someterse a un trasplante de dos pulmones, hecho histórico en la medicina costarricense.
“Es grandioso que mi hijo recibiera este trasplante. Definitivamente Dios hizo un milagro en mi hijo y verlo cada día mejor es una gran bendición que sé que va a ayudar también a otros”, comentó la madre.
Todo empezó con fiebres, no toleraba la comida y perdía mucho peso, por eso se sometió a exámenes y después de varios estudios dieron con el mal que lo aquejaba.
Antes de ser intubado por la deficiencia respiratoria que le causó la fibrosis pulmonar terminal que desarrolló al inhalar partículas de vidrio en su trabajo, César pedía ver a su abuelita, quien estaba en Nicaragua, tierra de la cual migró a los 13 años. Esta semana ella vino a verlo.
“No quería que lo intubaran porque decía que era como si ya no existiera. Por eso cuando me tocó verlo intubado fue muy duro, pero yo sabía que todavía existía”, dijo entre lágrimas y la voz quebrada.
Cuando la vida de Villanueva parecía apagarse al punto de tener que ser conectado a un pulmón artificial, empezaron las oraciones y el apoyo de una persona que Jeannette recuerda con mucho cariño. Se trata de William, el amigo de su hijo que fue a visitarlo todos los días al hospital.
“A mí me daba una tristeza venir aquí, ver a mi hijo ahí y saber que lo único que podíamos hacer era esperar por ese trasplante, pero yo le decía a Dios: 'Señor, yo sé que tú le vas a dar unos pulmones a mi hijo'. Tener a este muchacho con nosotros fue algo muy importante, yo le digo siempre que él es un verdadero amigo”, comentó.
A Villanueva lo alimentan con mangueras, cabecea cuando le hablan como símbolo de respuesta y cada vez se nota más consciente.
El cirujano a cargo de la operación, Rodrigo Chamorro, dijo que continúa estable y aún permanece con ventilación asistida, que se le retira por ratos para que los nuevos pulmones se adapten al cuerpo.
En medio de tantos sentimientos encontrados, Carrillo tiene un mensaje para el exjefe de su hijo. “Él comenzó a trabajar muy jovencito, a los 16 años.
Durante los primeros dos años no lo protegía el patrón, ni le pagaba seguro, pero ya después sí lo empezó a pagar y le daba cosas para protegerse del vidrio”, explicó.
