Encontraron el cadáver de un misionero mormón que llevaba 6 meses en nuestro país junto a uno de sus mejores amigos, con quien compartía su devoción por esa doctrina religiosa y también las experiencias vividas en su recorrer diario.
Desde que llegaron a Costa Rica eligieron Sarapiquí como el destino para buscar adeptos, personas que al igual que ellos se comprometieran con su visión de mundo, dada a conocer desde 1830 por el fundador de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días, el estadounidense Joseph Smith.
Los vecinos de esta zona en el Caribe aseguran que los dos jóvenes eran muy educados, amables y personas que vivían con pasión e identificación lo que ellos nombraban su llamado.
Uno de los mormones, de nacionalidad mexicana, padecía de asma y algunas complicaciones pulmonares con las que aprendió a convivir de la mano de varios medicamentos, pero según comentó su compañero de cuarto, el martes por la noche aseguró sentirse mal y se fue a acostar temprano. Esto preocupó a su amigo, quien manifestó que lo veía mal, pero al preguntarle si necesitaba algo o si quería ir al hospital, este le dijo que no, que iba a descansar.
Por las noches, por lo general, tomaban un tiempo para realizar un balance del día y planificar lo que harían en la jornada posterior, labor que quedó pendiente.
Ambos se acostaron y al día siguiente el compañero del mexicano se despertó a la hora usual y le extrañó no ver a su amigo, por lo que fue a su cuarto, tocó la puerta y al no recibir respuesta decidió entrar.
Él estaba en la cama y no respondía a sus llamados, lo movió creyendo que quizá estaba profundamente dormido, pero fue en ese momento cuando se percató de que no respiraba y llamó al servicio de emergencias 9-1-1.
Cuando llegaron las autoridades declararon al joven de 21 años fallecido y lo trasladaron a la medicatura forense para realizarle los exámenes de rutina.
