Una menor de 9 años identificada por las autoridades como Abigaíl Suárez Miranda fue encontrada muerta en su cama con múltiples heridas de puñal en diferentes partes del cuerpo, mientras que su hermanito Abraham, de 11 años, y sus padres no aparecen.
El sangriento hecho fue descubierto ayer en la tarde en La Bandera, en Calle Copey, en la entrada a la catarata en Santa María de Dota. La policía busca a los padres de los menores, identificados como María Haydee Miranda, de 33 años, y Ramón Suárez Espinoza, de 51, ambos nicaragüenses y residentes permanentes.
Marco Barrera, jefe policial, manifestó a DIARIO EXTRA que la llamada de alerta ingresó a las 2 p.m.
"Una unidad policial llega a la vivienda y encuentra una escena aterradora, una niña herida que no se movía, se coordina con la Cruz Roja y ellos mismos la declaran sin vida. Nos ponemos en contacto con el OIJ, quienes toman la escena y empiezan a recopilar información", declaró.
La policía informó que la víctima estaba en el cuarto, boca arriba sobre la cama, con lesiones severas en la cabeza, el rostro y el abdomen, tenía un trapo en la boca y cinta en los ojos. Sus piernitas estaban abiertas, no llevaba puesta ropa interior pero sí zapatos, no había sangre, por eso no se descarta que la asesinaron en otro lugar.
Según los pocos vecinos de la familia, quienes tienen más de 30 años de vivir ahí, la niña tenía dos días de no llegar a la Escuela República de Bolivia, en el centro de Santa María de Dota, donde cursaba el cuarto grado.
Francisco Brizuela, vecino y amigo de la pareja, aseguró a DIARIO EXTRA que los padres siempre esperaban a la niña cuando salía del centro educativo.
"El miércoles fue la última vez que los vi mientras estaba fumigando en la finca, eran las 11:30 a.m. y estaban esperando el bus para ir a la escuela, la mamá estaba con ellos. Siempre los veía ir y venir, no entiendo qué pasó, por qué la dejaron sola. Son muy irresponsables, cómo es posible que hagan eso", expresó.
Agregó que los padres se dedican a coger café. "Son personas humildes y trabajadoras, el problema que hay aquí es la llegada de mucho nicaragüense.
Un lugareño que llegó a dejar una encomienda a la humilde casa construida con latas viejas de zinc, madera y plástico fue quien dio aviso a la policía.
Marianela Calderón, vecina, dijo que Suárez Espinoza es guarda en San José. "A las 6:30 a.m. y 11:30 a.m. de lunes a viernes los veía pasar a la escuela, siempre iban acompañados de la mamá, quien luego subía en bus y tenía que caminar un tramo. No los tenían abandonados, como decían. Tengo más de 10 años de conocerlos, la señora habla muy raro por ser indígena", comentó.
PAPÁ SOSPECHOSO
Según la policía, Suárez Espinoza cuenta con una causa en la Fiscalía de Tarrazú por violación, por lo que se convierte en el principal sospechoso de la muerte de Abigaíl y la desaparición de Abraham.
Fuentes cercanas a las pesquisas informaron que el nica tiene una mirada extraña, es de poco hablar y había sido denunciado por supuestamente violar a un muchacho con discapacidad mental.
Un contingente policial llegó a la zona del crimen, que es montañosa, y con perros expertos en rastrear personas buscaron durante horas sin que dieran con Abraham, quien sigue desaparecido.
En la casa no se ubicó ninguna arma blanca y tras recolectar alguna evidencia, los agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) se hicieron cargo del levantamiento del cuerpo.
La casita fue sellada y dejada en custodia de oficiales de la Fuerza Pública para que hoy a tempranas horas vuelvan los judiciales a la escena y con la luz del día empezar una profunda inspección dentro y fuera, con el fin de hallar pistas que lleven con el menor.
