A las 4 a.m. muchos están durmiendo, pero para Elena Téllez hace cinco años era hora de levantarse. Ya tenía su rutina bien establecida, bueno, dentro de lo que cabía, porque no tenía idea, después de la escuela, si alguno de sus hijos traería una amonestación o la cantidad de tarea que iban a dejarles, si alguno de los que quedaban en casa con ella se enfermaría o si iban a agredirse entre ellos. En fin, nadie sabe qué esperar cuando se tiene 20 hijos.
Sí, Téllez tenía 20 hijos asignados por el Estado, aunque debían ser 10. Unos eran bebés, otros estaban en edad escolar, otros eran adolescentes y tres de ellos presentaban trastornos emocionales y discapacidades.
Según lo que le ordenó el Patronato Nacional de la Infancia (PANI), era mamá 11 días de los menores que tenía a cargo en el albergue y tres días de sus hijos biológicos, que se quedaban solos en casa cuando ella estaba trabajando.
“Tenía que levantarme a hacer desayunos, luego bañar a los niños porque algunos no se bañaban solos, luego ir a dejarlos a la escuela. En fin, el día de uno terminaba a veces hasta después de las 12 de la noche porque había que quedarse haciendo trabajos con ellos”, declaró.
La exfuncionaria del PANI y el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Cejil, por su sigla en inglés) denunciaron ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos el rol de trabajo al que son sometidas algunas de las tías que tienen los albergues a cargo.
“Estas señoras son contratadas con jornadas laborales de 24 horas durante 11 días y tres días libres, se les priva de tener a sus hijos biológicos con ellas, algunas son víctimas de irrespeto por parte de los niños y están sobrecargadas”, comentó Lady Zuloaga, abogada del Cejil.
Téllez dijo también que las implicaciones de este rol, que ella tuvo por siete años, van desde contraer padecimientos como hipertensión y gastritis hasta manejar altos niveles de estrés. “Al mismo tiempo teníamos que atender chiquitos enfermos, cuidar que no hicieran nada indebido, escucharlos si tenían algún problema, ayudarles en la escuela, cambiar a los bebés. Bueno, encargarnos de los 20 niños”, añadió.
Zuloaga aseguró que, pese a que durante el día estas funcionarias cuentan con el apoyo de una tía contratada por 8 horas diarias, el trabajo recaía en ellas, pues partiendo del hecho que se debían establecer lazos afectivos con los niños, las sometían a este rol.
“En 1992 se interpuso una inconstitucionalidad sobre este tema, pero dijeron que no se privaba a las señoras de sus derechos y que en cambio se garantizaba la protección de los niños. Luego hubo dos acciones de amparo y luego de esto el PANI bajó las jornadas de 12 horas y concibió las 12 horas restantes como de disponibilidad, o sea disfrazó las jornadas de 24 horas”, afirmó la abogada.
Desde el 2004 se inició el proceso de denuncia en la Comisión de Derechos Humanos y hoy las tías y el Cejil esperan un informe emitido por dicho panel en el que se determina si hay violación de estos.
“Estamos apelando al hecho de que el papel de mamá es muy amplio y de que esto se les está asignando solo a las mujeres porque así lo concibe el Estado y esto va en detrimento de los derechos de estas mujeres”, sentenció Zuloaga.
Actualmente el PANI cuenta con 43 albergues en todo el país, en los que trabajan 95 tías con jornadas de 24 horas y 50 laboran 8 horas diarias.
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CRÉDITOS: Fotos: David Barrantes
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Viernes 29 Mayo, 2015
HORA: 12:00 AM
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