EL CASO
El caso implica supuestos sobornos que superan los 150 millones de dólares relacionados con contratos comerciales que se empezaron a firmar en la década de 1990 para torneos.
El Departamento de Justicia de los Estados Unidos aseguró que en la acusación se establecen pagos de sobornos para obtener los derechos de transmisión y de mercadeo de dichos torneos, pero también se usó dinero para influir en la elección de la sede del Mundial de 2010, que se llevó a cabo en Sudáfrica.
Como parte de la investigación, las autoridades estadounidenses sospechan que los delitos fueron planificados en este país y algunos de los desembolsos se realizaron por medio de bancos ubicados en Norteamérica.
Según los gringos, en el periodo 2007-2010, FIFA tuvo ingresos por $4.189 billones, de los cuales un 83%, es decir $3.480 billones, son atribuibles a la venta de los derechos de televisión y radio de la Copa del Mundo del 2010. Las ganancias de FIFA en ese periodo fueron de $631 millones.
En el periodo 2011–2014, la FIFA obtuvo ingresos por $5.718 billones, de los cuales el 70%, es decir $4.008 billones, corresponden a los derechos de transmisión y las ganancias para ese lapso fueron de $338 millones
La acusación detalla las actividades ilícitas en las que presuntamente incurrieron los implicados y que incluye a las asociaciones miembro de FIFA. De hecho, están implicados y acusados directamente dos expresidentes de Conmebol, el paraguayo Nicolás Leoz y el uruguayo Eugenio Figueredo.
TRAFFIC
La agencia brasileña Traffic, relacionada con el FC Barcelona por los fichajes de Henrique, Keirrison y Douglas, sería una de las sospechosas de haber sobornado a los dirigentes de la FIFA. Su propietario y fundador, José Hawilla, sería uno de los implicados que habrían reconocido que pagó por adjudicarse contratos. Según las autoridades de los Estados Unidos, Hawilla sería uno de los acusados de haber pagado con el fin de que manipularan los procesos para adjudicar los acuerdos de patrocinio y los derechos de televisión de distintos torneos como la fase de clasificación para el Mundial de Fútbol en la región de la Concacaf, la Copa América Centenario, que organizarán en 2016 conjuntamente Concacaf y Conmebol, la Copa Libertadores y la Copa do Brasil.
ESCENARIOS
EL INICIO
Se menciona a las empresas Traffic y Datisa como las que habrían obtenido el beneficio de los derechos de explotación comercial de torneos de fútbol en exclusiva a cambio de pagos millonarios. Desde el inicio de 1987 y hasta el 2011 la empresa Traffic tenía la exclusividad de la comercialización de los derechos para cada edición de la Copa América, asegurados por medio de diversos contratos.
El dueño de la empresa entró en la negociación por medio del pago de $1,7 millones, pero no contento con eso, acordó cancelar $6,6 millones por las copas América de 1993, 1995 y 1997, es decir $2,2 millones por cada evento. Desde ese momento y hasta el 2003 se mantuvo esa relación de beneficio versus soborno. Datisa, que es una de las últimas empresas en participar de los torneos, obtuvo los derechos de las copas América 2015, 2019 y 2023 y también de la Copa América Centenario 2016. El contrato es por $317,5 millones .La acusación detalla que Datisa acordó desembolsar $100 millones en sobornos a oficiales de Conmebol a cambio del contrato Copa América 2013 que incluía las cuatro ediciones.
CONCACAF
Según la denuncia, en el caso de la Concacaf esta recibió sobornos de empresas de mercadeo deportivo para darles acceso a los torneos que son su principal fuente de ingresos. Dichas compañías eran las intermediarias que vendieron los derechos de transmisión a canales de televisión, radio y patrocinadores.
MISMO ESQUEMA
Según la acusación, el esquema se repite una y otra vez en varios partidos y torneos de fútbol, incluyendo la clasificación para la Copa Mundial de la FIFA, al igual que la Copa Oro y la Liga de Campeones de la Concacaf, las copas América, Libertadores y Do Brasil de la CONMEBOL .
Otros supuestos casos están relacionados con el pago y la recepción de sobornos y comisiones ilegales con el patrocinio de la CBF por una importante compañía estadounidense de ropa deportiva, y también de la selección del país anfitrión de la Copa Mundial de 2010; además de las elecciones presidenciales de la FIFA 2011.
