Un total de 14 artistas japoneses se dieron a la tarea de demostrarle a los ticos que no porque su cultura sea milenaria es aburrida.
Los bailarines, actores y músicos deleitaron al público costarricense con dos obras en el espectáculo Iwami Kagura que se llevó a cabo en el marco de la celebración del 80 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Japón y los países del SICA.
Lejos de la monotonía de los trajes de los “salarymen” y de la calma con la que asociamos a los nipones, en esta puesta en escena los ritmos rápidos de los tambores y las flautas se apoderaron de los bailarines que terminaron su faena bañados en sudor debajo de sus máscaras y brillantes trajes.
La función se dividió en dos, en la primera parte el escenario fue tomado por Ebisu, un dios de la religión shinto que protege a los pescadores y que convirtió el teatro en un mar de risas pues hasta le tiró confites a los asistentes y, pese a que muy pocos comprendieron lo que dijo sus gestos y movimientos hicieron estallar el teatro en carcajadas.
La segunda obra presentada se titula Orochi y cuenta la historia de otro dios shinto, Susanoo, quien ayuda a dos ancianos cuya única hija, la princesa Kushiinada, es amenazada por un dragón que ya se había comido a siete de sus hermanas.
Tras una violenta lucha con el gigantesco animal, Susanoo acaba con el dragón y recupera de sus entrañas la famosa espada Kusanagui que forma parte de los tres tesoros sagrados de la familia imperial japonesa.
Pese a la impresionante lucha entre el dios emascarado y el animal de varias cabezas lo que más sorprendió al público fue descubrir que debajo de la máscara de la hermosa princesa se escondía un señor de avanzada edad.
El grupo Kagura fue fundado en el año 1976 y proviene de la Ciudad Masuda de la prefectura Shimane, Japón y es la primera vez que presenta una obra como esta en Centroamérica.
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CRÉDITOS: Fotos: Mauricio Aguilar
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Jueves 28 Mayo, 2015
HORA: 12:00 AM
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