Carta pública a la presidenta ejecutiva de la CCSS
Doctora María del Rocío Sáenz Madrigal, Presidenta Ejecutiva de la CCSS: Muy estimada Dra Sáenz: En mi condición de ciudadano, y en particular como exdiputado por Puntarenas (período 1994-1998), me dirijo a usted, y a los estimables directores de la CCSS, para que cumplan con la ley redoblando esfuerzos para resolver los viejos y preocupantes problemas de nuestros hospitales, y en particular en el Hospital Monseñor Sanabria, los que pareciera que, de cuando en cuando, vuelven a emerger debido a que se incumplen los protocolos de higiene y de prevención o se incurre en descuidos inadmisibles, con graves consecuencias, especialmente para los más necesitados.
Aparte de los graves problemas que la prensa nacional ha denunciado en los últimos dos años, quisiera en esta ocasión referirme al viejo y recurrente problema de los cuadros infecciosos que han causado centenares de muertes, directamente relacionados con el incumplimiento de la observancia de normas de higiene.
Como se recordará a principios del 2002 (hace 13 años), un informe de la Defensoría de los Habitantes, relacionado con los problemas de contaminación del estero de Puntarenas, responsabilizó al Ministerio de Salud, al AyA y al hospital Monseñor Sanabria; y la propia Sala Constitucional condenó al Estado por ausencia de controles eficaces sobre las industrias privadas que de manera irresponsable lanzaban los desechos al estero.
En estos días, la prensa nacional ha denunciado, que las bacterias infectan a 5.000 al año en los hospitales de CCSS.
Como se observa, el problema es de vieja data; y revela que no ha sido atacado en forma integral Y DE MANERA APREMIANTE, como se debiera, con la acción coordinada del gobierno central, la CCSS y la empresa privada, teniendo como eje central la salud.
Recuerdo que en el año 1997, cuando me desempeñé como diputado, denuncié ante las autoridades superiores de la CCSS, y en la propia Defensoría de los Habitantes, los problemas de contagio que padecían los pacientes del Hospital Monseñor Sanabria.
No puedo olvidar a un estimado periodista radial de Puntarenas, que fue ingresado al Hospital Monseñor Sanabria con una dolencia menor y se agravó y murió pocas horas después porque fue contagiado en la sala de operaciones. Su cuerpo no se pudo ver porque el ataúd fue sellado para prevenir contagios. Nunca las autoridades de ese hospital informaron responsablemente de lo ocurrido, ni a los familiares del fallecido; y mucho menos a la opinión pública.
En el plenario de la Asamblea Legislativa (Sesión Plenaria N° 41 de 21/07/1997), como diputado expresé al referirme al caso:
“… Doña Julieta Rodríguez, Gerente Médico de la CCSS, insiste en una serie de comunicaciones, en que el Monseñor Sanabria no tiene los problemas que hemos venido denunciando, y que hemos denunciado también a la Defensoría de los Habitantes, relacionado con la bacteria de la pseudomona, que ustedes, los médicos, dicen que en todos los hospitales hay pseudomona. … , les voy a dar copia del análisis bacteriológico de Acueductos y Alcantarillados de los tanques de agua del Monseñor Sanabria, donde hay pseudomona, y donde diceen que es un problema de falta de limpieza, de falta de mantenimiento, y eso tiene que ver fundamentalmente con la administración hospitalaria, y en particular en un hospital que no ha habido forma de que los equipos de refrigeración o de enfriamiento funcionen, y la pseudomona, lógicamente, se activa con altas temperaturas. …”
Finalmente por mi insistencia, se me dijo entonces por las autoridades de ese hospital y de las propias oficinas centrales de la CCSS, que el problema de la falta de limpieza y falta de equipos se debía a que no había presupuesto en la institución para comprar lo requerido, ya que el Ministerio de Hacienda no le desembolsaba a la institución sumas cuantiosas que le adeudaba desde hacía mucho tiempo.
Ante esa afirmación, indagué en la CCSS y constaté que mediante oficio N°0297 de 16 de junio de 1995 firmado por el Presidente Ejecutivo de la CCSS de entonces, éste urgió al Ministro de Hacienda, incluyera en el presupuesto de 1996 las sumas adeudadas que por ley y Constitución le correspondían por cincuenta y nueve mil ciento cuarenta y dos millones de colones (¢59.142 millones). Del valor del dinero de hace casi 25 años.
Como el Ministerio no atendió la solicitud, como diputado me vi en el imperativo de plantear una acción de inconstitucionalidad en contra del Presidente de la República José María Figueres y de su Ministro Francisco de Paula Gutiérrez.
La Sala Constitucional, mediante el Voto N°2002-03088 de 3 de abril de 2002 declaró con lugar la acción y ordenó al Poder Ejecutivo cumplir con su obligación Constitucional. ¿Cumplió el Estado ese mandato de la Sala? Lo ignoro.
Con la autoridad moral que creo tener, le pregunto a la Junta Directiva que usted dignamente preside, se sirva responderme:
¿Cuál es la situación de endeudamiento actual que tiene el Estado con la CCSS? ¿Cuáles planes y programas de salud de la CCSS apremiantes podrían financiarse con los dineros adeudados por el Estado? ¿Por qué la CCSS, no ha acudido a invocar el párrafo penúltimo del artículo 177 de nuestra Constitución, para obligar al Estado a crear “a favor de la Caja Costarricense de Seguro Social rentas suficientes y calculadas en tal forma que cubran las necesidades actuales y futuras de la Institución”, como reza esa norma?
Debe recordarse que el artículo 11 de nuestra Constitución dispone que: “Los funcionarios públicos son simples depositarios de la autoridad. Están obligados a cumplir los deberes que la ley les impone y no pueden arrogarse facultades no concedidas por ella”. Los deberes de los directores de la CCSS los obliga al cumplimiento de esa y otras normas del ordenamiento jurídico, so pena de incurrir individualmente en responsabilidad personal.
*Exdiputado por Puntarenas
