Naranjo enfrenta la delincuencia y apuesta por la seguridad comunitaria
Recientemente los vecinos del cantón de Naranjo hemos sido testigos de la ola de violencia que se ha desatado en el centro de la ciudad y sus distritos. Asesinatos, robos, indigencia, tráfico de drogas, vagabundería y prostitución son los problemas sociales que azotan nuestras calles, barrios, parques y espacios comunitarios.
Sin duda se trata de una situación histórica sin precedentes y atípica para un pueblo de gente buena, valiente y con tradiciones enraizadas en valores y principios de paz, trabajo y respeto. Pero es una realidad, el Naranjo que todos conocimos se nos fue, ya no existe aquel pueblo donde sin importar la hora o el lugar no había temor de estar o de transitar.
El espejo social nos devuelve una radiografía cantonal vulnerada y debilitada por el hampa, nos dice que vivimos ante una cotidianidad de puertas cerradas, de desconfianza y de inseguridad general en la calle, en el parque o en el banco.
Aunque no lo admitamos, Naranjo ya no es tan diferente a algunos lugares de la capital de nuestro país.
Este es un asunto de interés prioritario del cantón que va en detrimento de la calidad de vida y que amenaza el desarrollo socioeconómico. Naranjeños, lo que estamos viviendo no es casualidad, es la consecuencia documentada de un proceso acelerado de deterioro y desintegración del tejido social del cual todos tenemos corresponsalía.
Irónicamente, en el 2012 el Observatorio de la Violencia y el Noveno Informe Estadístico sobre el Análisis Cantonal de la Violencia y la Inseguridad en Costa Rica ubicaban a Naranjo en posiciones de privilegio respecto al índice delictivo nacional. El cantón formaba parte de los llamados tipo 1, con bajas tasas de delitos e incluso entre los 10 primeros con mayor seguridad ciudadana. Entonces, ¿qué pasó en los últimos años?, ¿cómo se explica esta regresión social?
De una rápida lectura de los indicadores cantonales, publicados recientemente por el Informe Estado de la Nación, emergen algunas posibles causas. Naranjo presenta incremento poblacional periurbano, contracción de la población laboral activa y deserción estudiantil. Estas son realidades que podrían estar relacionadas con la ola de violencia y pérdida de seguridad ciudadana, pero también circunstancias que desafían al pueblo a tomar acciones inmediatas para contener la criminalidad.
Afortunadamente el pueblo está despertando, recientemente se conformó la Comisión de Seguridad Comercial. Su responsabilidad es organizarse y generar un plan que respalde los esfuerzos que hacen la Municipalidad, Bomberos, Cruz Roja y Fuerza Pública. Las primeras acciones serán el rescate del parque central y otros sectores comunales, así como un proyecto para dotar de sistemas de monitoreo y alerta temprana. Queda pendiente la conformación de la Comisión de Seguridad Ciudadana, iniciativa cuyo objetivo es empoderar y legitimar a la sociedad civil para apoyar acciones de buena convivencia y seguridad.
La expectativa es que los naranjeños comprendan y asuman que la seguridad no es un asunto exclusivo del gobierno local o la policía, nos corresponde a todos trabajar por recuperar el Naranjo que nos heredaron. Escudarnos en el pretexto de que “para eso yo pago los impuestos” o “eso es responsabilidad de la policía” no nos alcanza.
Unámonos, eduquémonos con programas de seguridad comunitaria, los vecinos somos los primeros vigilantes de nuestras comunidades. Solo la gestión local compartida fomentará los lazos de solidaridad que requerimos para desarrollar una nueva cultura preventiva comunal y nuevos estándares de calidad de vida. Naranjo respira un nuevo aire, la delincuencia tendrá que ceder ante un pueblo unido y organizado.
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Lunes 18 Mayo, 2015
HORA: 12:00 AM
CRÉDITOS: Dr. José Rodrigo Rojas Morales*
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