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Nacionales

Salvador con drama aterrador

Sufre tras un trasplante de cadera

  • Salvador Marchena lloró al contar su historia

  • Debe bajar muchas gradas para llegar a su humilde casita en Barrio Cuba

  • Herida que le quedó de la operación

  • Denuncia presentada ante el OIJ

Barrio Cuba.- Salvador Marchena Orias, tico nacido hace 45 años en Las Juntas de Abangares, vive un completo calvario, debido a que es portador de la enfermedad sanguínea crónica llamada Drepanocitosis o Anemia de células Falciformes. Esto le ha producido dolores intensos desde antes del 2000, año en que se le practicó un trasplante de la cadera izquierda. Ese fue apenas el inicio de un vía crucis, del que no se recupera aún. Tras ser operado pasaron 9 años hasta que empezó a sentir algunas molestias. Al ir a verse, porque debía tener una revisión, los doctores le decían que es no era una emergencia, no pasaba de una inyección y para la casa. Cuando no aguantó más fue en el 2013. 

 

CAMILLA Y ANESTESIA

 

El 20 de julio de ese año llegó al Hospital San Juan de Dios pues una doctora lo había citado. Era tanto el dolor que lloraba. “Le dije no aguanto y me dijo siéntese en esta camilla y habló con los compañeros. Después me dijo acuéstese en aquella camilla que está allá. En eso viene una muchacha con una gabacha blanca y con un cilindrito. Me pusieron la vía y dos prensitas plásticas en la nariz. Le digo doctora qué me van a hacer y me dice yo no soy doctora, soy anestesista. Terminó de decirme eso y me quedé dormido”. 

 

Explica como sin su consentimiento le trataron de enderezar la rodilla pero no era que estuviera lisiado, sino que algo pasaba con la prótesis. “Estuve en un pasillo sin bañarme y pedía algo para orinar y parecía como que le hablara a la pared. Escuchaba a los que recibían el turno en la mañana que decían 'vea como está esta mierda otra vez igual. Yo no se estos maes de emergencia qué les pasa que meten tanta gente. Voy a llenar los documentos y me lleva el carajo'”. Lo que le extraña es que no lo pusieran a firmar ni le dijeran nada. El 23 de julio lo suben a salón y tras siete días lo operan. 

 

QUERÍA RECUERDO
 PARA LA NEGRITA

 

Antes de que lo operaran le pidió al doctor “usted puede me regala la copita (de plástico que tenía en la cadera) para llevarla a Cartago a la Virgen de Los Ángeles por el milagro que todos pedimos. El doctor me dijo que iba a tratar de hacerlo aunque no lo acostumbraba. Lo vio un poco difícil”. 

 

Al día siguiente de la operación el doctor que lo operó le contó cómo estaba el panorama. “Yo le dije doctor qué paso y él me dijo no me gusta dar esta noticia porque me duele mucho cuando pasan estas cosas, me gusta ayudar a la gente pero no se pudo hacer nada, no había nada que hacer, ya no tenés hueso de donde agarrar nada”.

 

Le informó que tenía fotos del problema y las vio, pero quedó impactado. “Era todo negro-negro, como si fuera betún del desgaste de metal con metal. Era una costra negra. A uno se le viene abajo todo cuando no tiene la posibilidad de volver a caminar”.  

 

OTRO DRAMA
 CON LA RADIOGRAFÍA

 

Creía que todo había pasado pero faltaba más. El día siguiente de la operación le tenían que hacer radiografías pero dice que lo maltrataron. “Los muchachos me levantaron de una manera tan brusca que me desprendieron el hueso que se había fracturado y me metieron la placa. Eran dos personas y yo sufría del dolor pero tenía la morfina. Se burlaban de la manera que tenía yo de quejarme”. Al llegar al salón la pierna se le empezó a inflamar y al día siguiente estaba más hinchada. Ese pin estaba salido y es el que le molesta cuando está acostado y le da tanto dolor que debe estirar el pie poco a poco.“La prótesis me la sacaron cuando me fracturaron el hueso y me metieron un pin para amarrar el hueso, pero se desprendieron cuando me levantaron en rayos equis”.

 

SE IBA A MATAR

 

Tanto sufrimiento lo llevó a querer quitarse la vida. “Estoy en tratamiento de salud mental en el San Juan de Dios y sicológico en la Clínica Moreno Cañas. La idea mía era coger una navajilla, cortarme las venas y desangrarme. Si no me estuviera tomando esto no estaría con vida. Me dijeron que soy diabético...”. Deja de hablar, los ojos se le ponen rojos y empieza a llorar. “Tengo triglicéridos e hígado graso”. Vuelve a detenerse y se limpia las lágrimas con un pañuelo.

 

LA PIEZA SÍ EXISTE 

    

Sacó fuerzas y en muletas fue hasta una clínica privada donde consultó con un médico sobre su estado, quien le dijo que sí hay solución, más por ser considerado como un paciente joven. Lo que necesita es una pieza para atornillarla “en las paletas atrás y que haga esa función”, dice él. Asegura que en la Caja le dicen que ya esa pieza no la fabrican, porque la fábrica estaba vendiendo casi a precio de costo, pero revela que la gran verdad es que cuesta de ¢10 millones a ¢15 millones. “Sigo esperando a que me llamen, la desilusión fue el pasado miércoles cuando un doctor me hizo echado pues me había dicho que lo buscara en mayo. Le dije a la muchacha que le dijera que yo estaba ahí. Siguió llamando y no me dijo nada, me le meto a la fuerza y me dice 'salga, fuera, no se me meta así'. Le hice caso al rato me llamaron. Me dijo 'ya tenés la orden de internamiento' y le dije que no”. Le dijo que no lo podía operar sin eso. Recuerda que el 28 de febrero del 2014,  en junta médica, determinaron operarlo en 6 meses y nada. Tras revisar la bitácora lo confirmó.

 

El trago amargo fue cuando le habló de la pieza que necesita. Dice que el galeno asegura que no existe y él que sí. “Ni para qué le dije eso, me dijo jale ya no lo quiero ver, a mí no me gusta que me traten de mentiroso. No lo quiero ver. Ya se me agotó la paciencia. Le dije no lo estoy tratando de mentiroso, simplemente es que esa pieza sí hay, que la Caja no la compre es otra cosa”. 

 

Tampoco tiene dinero para pagar a un abogado y eso le preocupa. “No saben cómo estoy yo, mi pierna era normal y ahora está flaquita al dormirse el músculo se atrofia. Lo que más quiero es que me ayuden para una operación y para las piezas que necesito que sí existen. No fue mi culpa, fue culpa del sistema, es que la Caja no acostumbra comprar cosas tan caras. No voy a ser normal pero que me ayuden a que me operen. Ha habido de todo, negligencia, nunca les dio la gana, no era nada para ellos, el sistema de salud está muy malo. Considero que hubo mala praxis y el sistema judicial que es muy lento”. 

 

Desde el 1º de febrero de 2014 puso la denuncia. Además presentó un recurso de amparo pero se lo rechazaron.

 

Una niña de 2 años depende de él, no le alcanza con los ¢30 mil colones que recibe por semana.

PERIODISTA: Alejandro Fonseca

CRÉDITOS: Fotos: José Venegas, corresponsal.

EMAIL: [email protected]

Martes 12 Mayo, 2015

HORA: 12:00 AM

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