Un contingente policial se prepara para adentrarse en los diferentes sectores de Desamparados y Pavas, donde se han presentado desde hace más de un año enfrentamientos entre dos grupos de narcotraficantes que luchan por acaparar territorio.
El fuego cruzado ha dejado 79 personas ejecutadas, entre ellos algunos de sus líderes; decenas de armas de fuego y municiones decomisadas; la detención de varios de sus integrantes, que han sembrado el pánico, y la migración de familias.
Mientras eso pasa, las agrupaciones siguen blindándose, sumando más integrantes, la mayoría jóvenes y esperando que sus enemigos se pongan para llenarlos de plomo. Inclusive en una vivienda ubicada en Desamparados, DIARIO EXTRA supo que mantienen un american sttaford al que le colocaron un pasamontañas; este protege a su amo, quien en algunas ocasiones lo anda en su vehículo.
La guerra entre minicarteles pareciera estar declarada, algunas de las directrices se dictan desde la cárcel La Reforma y Nicaragua, donde ambos líderes, “El Indio” y “Pollo”, se encuentran.
Según el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), en el país existen tres sectores donde operan estos grupos: suroeste de San José (Desamparados y Pavas), Paso Canoas y Limón. Añadieron que el 2014 dejó más de 400 homicidios de los cuales 191 fueron por ajuste de cuentas.
DISTRIBUYEN FUNCIONES
En los múltiples casos investigados por la policía, se logró detectar que son grupos organizados donde cada uno de los integrantes tiene una función específica, cuentan con horarios de trabajo y una remuneración como tal.
Fuentes cercanas a las pesquisas explicaron a El periódico de Más Venta en Costa Rica un caso específico de cómo está distribuido un sector del sur de la capital.
Dos Cercas es territorio de “El Indio”, pero tras su detención y su recién condena, su archienemigo “Pollo” le está robando las plazas, donde las autoridades presumen que en una operación armada más y pasaría de bando.
Mientras que Linda Vista y Río Azul fueron conquistados por secuaces de “Pollo”, que tienen varias viviendas donde llevan a cabo la preparación, empaque, distribución y contabilidad de las divisas que deja el lucrativo e ilícito negocio narco.
Sus cabezas son Randy, Allan -alias “El Negro”-, Greivin -apodado “Comezón”- y otro sujeto conocido como “Teticas”. Los empacadores son “Tavo”, “Lans” y “Tapita”.
El “Gordito” y Kevin preparan la droga para empezar la repartición en San Diego, Calle Mesén, La Yeni, de La Unión; Tirrases, de Curridabat; San Antonio y Los Guido, de Desamparados; Guatuso, de Patarrá; y Moravia.
NEGOCIO REDONDO
Fuentes cercanas a la investigación comentaron que durante la semana el movimiento en los búnkeres siempre es constante, sin embargo los lunes, jueves y viernes se venden alrededor de 5 mil piedras de crack de diferentes precios.
Hay de ¢500 y ¢1.000, dependiendo el tamaño; mientras que un puro de marihuana jamaiquina vale ¢2 mil y una punta de cocaína ¢3 mil, que reparten los días mencionados. Los cobros se llevan a cabo toda la semana.
Cada trabajador raso gana como mínimo ¢250 mil por quincena y de ahí para arriba dependiendo el puesto que desempeñe dentro de la organización; los colaboradores realizan labores de 6 a.m. a 6 p.m. y luego cambian de guardia.
Los jefes de la cuadrilla utilizan teléfonos Black Berry para comunicarse con sus socios, en su mayoría por medio de mensajes de texto, y concretar sus negocios tanto a nivel nacional como internacional.
Trascendió que “Pollo” cuenta con 150 personas aproximadamente y sus sicarios portan armas de fuego calibre punto 40 y 9 mm regularmente y viajan en motocicleta cuando van a concretar alguna encomienda. Sus guardaespaldas los escoltan en uno o dos vehículos, dependiendo quién es su blanco.
Las investigaciones en torno a este caso continúan para intentar frenar la ola de muerte que siembra terror entre la población, mientras que diferentes cuerpos policiales redoblan esfuerzos para combatir la guerra narco.
