¿Y POR QUÉ POLÍTICA EN POSITIVO?

Política en positivo

Representa el nombre de la columna algo posible o es tan sólo una frase cursi?

El tema tiene varias dimensiones. Desde aquella que corresponde a las personas, diría que la “calidad” del ambiente político del país y la utilidad del debate público, están condicionados por la respuesta a esa pregunta.

Hace unos meses se dieron a conocer los resultados de estudios que revelan cómo en materia política, el costarricense es cada vez más intolerante.

La incapacidad para escuchar y la falta de interés en conocer las motivaciones del que piensa diferente, un estado de ánimo propenso al linchamiento y la tendencia a personalizar las discusiones, son apenas algunas de las actitudes que contribuyen a la acidez y esterilidad del ambiente.

El resultado no es un mayor nivel de exigencia a los políticos. La consecuencia es el deterioro de la capacidad de entender los asuntos públicos, y el alejamiento de las personas.

Aunque sea una obviedad, creo conveniente insistir en que al igual que sucede entre los particulares, en la política no hay que confundir la malacrianza con la vehemencia o la fuerza de carácter. Ni hay que confundir las ofensas y la burla con la agudeza, ni creer que el derecho a decir lo que uno piensa, riñe con la cortesía y el respeto. Hay que entender, además, que las generalizaciones no contribuyen a nada constructivo, envenenan el ambiente y sirven de camuflaje a quienes sí abusan de los cargos públicos.

En un momento como el actual, es indispensable que las personas se acerquen a la política. Y para esto es necesario descontaminar el ambiente. Lograrlo es responsabilidad de los políticos, pero también de los medios de comunicación, de los formadores de opinión y, por supuesto, de cada uno de los que interactuamos en redes sociales u opinamos en conversaciones con familia y amigos. Es decir, es responsabilidad de todos

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE), en una de sus acepciones, dice que la política es la “actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto o de cualquier otra forma”. Es decir, la política no es materia de élites o de especialistas, sino de personas comunes y corrientes, como usted y como yo. Margaret Thatcher decía que cualquier mujer que entiende los problemas de llevar una casa, está muy cerca de entender los de llevar un país. Considerando la autora de la frase, ella misma un ama de casa hasta que entró en política, no hay menosprecio o “chota” como diríamos en Tiquicia, sino la prueba de lo que digo.

Según el DRAE, politiquería es “la acción y efecto de politiquear”. Y politiquear es “tratar de política con superficialidad o ligereza”, pero también “hacer política de intrigas y bajezas”

Antes de que alguien se confunda, no propongo ser complacientes, disimular los errores y los abusos, o abstenernos de ejercer la crítica del gobierno, sea el actual o cualquier otro, de los diputados, de los partidos o de cualquier persona o institución que influya en la vida pública del país.

El novelista Graham Greene decía que la política está en el aire mismo que respiramos, igual que la presencia o ausencia de Dios. Es decir, no es posible sustraernos de ella.

Política en positivo implica, entonces, que no debemos dejar nuestra responsabilidad como ciudadanos, en manos de otros. Hay que participar.

Así que volviendo a la pregunta original, yo prefiero responder que el nombre de esta columna alude a un esfuerzo por rescatar la participación en política, entendida esta en el sentido más noble y constructivo.

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Sábado 25 Abril, 2015

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Fernando Ferraro Castro