Un hombre de apellidos Madrigal Jiménez fue detenido por agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) como sospechoso de la venta y distribución de crack.
La acción policial se produjo en Bajo Tejares de San Ramón, Alajuela, donde este sujeto conocido como “Tapón” tenía su centro de operaciones en su casa, donde era cuidado por una decena de gallos de pelea que tenía sueltos en el patio trasero.
Fuentes cercanas a la investigación comentaron a DIARIO EXTRA que Madrigal tenía controlado y acaparado el negocio de las drogas en ese cantón desde hacía una década y debido a su agilidad para escabullirse de la policía no había sido capturado.
La entrada y salida de clientes a toda hora del día era continua, un hombre en un vehículo era el encargado de recoger el dinero en efectivo y otro de traer la droga, que al parecer escaseaba pronto por el módico precio de ¢1.000 por piedra.
Incluso se conoció que este hombre de 33 años tenía sus “robots” en lugares estratégicos del barrio, con el fin de evitar ser sorprendido por la policía, para eso amedrentaba a la gente y hasta intercambiaba objetos robados por piedras de crack.
Según la policía, en la casa tenía droga, una pistola calibre 9 mm y un celular que se presume usaba para comunicarse con sus cientos de contactos. Todo fue decomisado luego de que arrancara la investigación en julio del 2014. Durante el allanamiento en la vivienda estaban cuatro sujetos que no se descarta sean proveedores de “Tapón”, además se utilizó un perro experto en detección de drogas que trabajó en el auto que usaba Madrigal, sin embargo no dio positivo.
Trascendió que desde hace meses se le venía siguiendo los pasos, sin embargo lograba darse a la fuga luego de enterarse que lo estaban siguiendo. El martes fue visitado por sus padres y otros familiares, quienes curiosamente llegaron a la casa para verlo por última vez antes que el OIJ allanara.
“Tapón” contaba con antecedentes en el 2005 por el delito de infracción a la Ley de Psicotrópicos, por lo que no es un desconocido para los agentes judiciales, quienes esperan que disminuya la venta y distribución de esa droga. Tras la inspección a su casa lo trasladaron hasta el Ministerio Público, donde lo indagaron y espera alguna medida cautelar, mientras que afuera de los Tribunales de Justicia, familiares y amigos clamaban por justicia.
