En una operación que se consideró de alto riesgo y se llevó a cabo por aire y tierra, un grupo de oficiales de la Dirección de Inteligencia Policial (Dipol) y la Fuerza Pública le siguen el rastro a uno de los hombres más peligrosos de la Zona Norte. Se trata de un sujeto de apellidos Pineda Chávez, acusado de asesinar de un balazo en la cabeza y prenderle fuego a Diego Saborío González, de 28 años, así como incendiar una vivienda, un vehículo y un cuadraciclo, el 13 de octubre del 2014 en Chamorro de Cutris, San Carlos.
Este lunes a las 10 p.m. los policías emprendieron la peligrosa misión que duró durante 3 horas en carro y 4 caminando por espesa montaña, donde no dejó de llover bajo el manto de la noche.
El objetivo parecía estar cerca y con ello la adrenalina se aceleraba. Al fondo y en medio de la oscuridad una casa de madera, de donde minutos antes escapó, dejando una mujer, un niño y otro hombre que se vieron rodeados por los oficiales.Las autoridades manejaban información que Pineda se encontraba ahí y que portaba armas de fuego para repeler cualquier acción, sin embargo y tras la detención llegó la madrugada del martes el helicóptero 007 de Seguridad Pública, que trasladó al sospechoso hasta el OIJ de San Carlos.
Después de varios análisis se descartó que se tratara de Pineda, quien una vez perpetrado el crimen que presuntamente le achacan huyó a la finca del tío, quien le da trabajo muy cerca de Isla Calero, en la Zona Norte.
Tres intentos hizo la aeronave para salir de la montaña, pero no se pudo por el sector de Río Frío, por lo que nuevamente los policías emprendieron camino hasta La Aldea, en Sarapiquí, donde finalmente sacaron al sujeto, quien solo miraba hacia abajo.
RECONOCIDO CAZADOR
Fuentes cercanas a la investigación manifestaron que el sospechoso es un cazador de tepezcuintle y venado que estaba molesto con Saborío porque no lo dejaba ejercer esa práctica dentro de su finca.
Los problemas siguieron cuando Pineda ingresó para abrir los portones donde estaba el ganado, que aprovechó y se salió, situación que no le agradó al ahora fallecido, quien fue a reclamarle.
Días más tarde encontraron las reses muertas, por lo que decidió interponer la denuncia ante las autoridades, hecho que indignó al prófugo. El día del hecho de sangre Saborío pintaba los aros del carro ante la mirada de su tía, quien estaba sentada a varios metros, en eso llegó Pineda y con un arma de fuego calibre 9 mm lo señaló y le dijo: “Tome por sapo” y le pegó un tiro en la cabeza.
Acto seguido, el pistolero no contento con el crimen sacó gasolina del cuadraciclo, le prendió fuego a todo y escapó al límite con la frontera norte, donde se cree permanece escondido.
La víctima mortal era vecino de Boca Arenal, San Carlos, y administraba la finca que le heredó su papá, quien sufrió un accidente que lo dejó en silla de ruedas. El trabajo de Saborío era tan bueno que la siembra de teca y melina creció considerablemente en la zona, lo que al parecer molestó a Pineda.
