Milagro Rivera Gómez, de 62 años, acostumbraba ir por las tardes a comprar el pan con el que acompañaría a su compañero sentimental a tomar el tradicional aguadulce. Este fin se semana lo hizo un poco más tarde, pasadas las 6, y se encontró con la muerte.
“Ella agarró las últimas monedas que teníamos, en total eran ¢800”, comentó Mario Garro, pareja de la víctima.
Él le recomendó que fuera a la pulpería para que no tuviera que cruzar la calle ancha y transitada de El Alto de Guadalupe, sin embargo, al llegar al establecimiento, ya estaba cerrado y no le quedó más opción que cruzar hacia la panadería.
Antes de llegar a la acerca del frente fue embestida por un carro, en el que viajaban dos personas, que ni siquiera se detuvieron a prestar auxilio sino se dieron a la fuga.
“Nosotros vivíamos en unión libre desde hace 18 años y nunca nos separábamos, hasta ahora, que no la volveré a ver nunca más”, agregó Mario, quien además recordó que ese día doña Milagro vestía un buzo azul con una blusa a rayas y llevaba sus rizos teñidos de rojo, sueltos.
DORMÍAN EN EL SUELO
Desde hace dos años, la vida de esta pareja cambió drásticamente. Mario, quien es Ingeniero agrónomo y trabajó para el Instituto Nacional de Seguros por 17 años, lo perdió todo tras realizar una mala inversión, como el mismo la calificó.
“De la noche a la mañana lo perdimos todo. Nos desahuciaron y tuvimos que buscar dónde vivir. Pedimos ayuda a algunos familiares pero ninguno quiso tendernos una mano y fue así como terminamos en una bodega de 5 metros por 5” comentó con voz entrecortada.
En ese reducido, húmedo y frío espacio, con piso de tierra, sin electricidad, ni agua se hicieron campo ambos en medio de algunas de las cosas que sacaron de su casa como refrigeradora, cocina, microondas, sillas y ropa. “Como era una bodega abierta se metía el agua y perdimos algunas pertenencias como los colchones y dormíamos en el suelo” agregó.
Según Mario a pesar de la situación que vivían, Milagro siempre estuvo a su lado, nunca se quejó y por el contrario lo apoyó en todo momento “aún cuando en ocasiones no teníamos ni qué comer ella me decía 'agua y un banano es más que suficiente mientras estemos juntos, ahí vamos saliendo', comentó
Por las mañanas salíamos los dos, a las 5:30 a.m., con los cuatro perros a pasear y cuando regresábamos nos tomábamos un aguadulce y ella se quedaba en la bodega mientras yo iba a hacer algún trabajo en soldadura, ebanistería, recortando zacate o ensamblando sillas. “A la hora de almuerzo pasaba por la casa de mi mamá, quien siempre nos regaló un gallito para almorzar y por la tarde con lo que yo traía Milagro compraba el pan como lo hizo este pasado sábado”, dijo Mario.
LE FALLÉ
El anhelo de Milagro siempre fue tener, otra vez, una casa y continuar su vida junto al lado del hombre con el que eligió compartir su tiempo, pero fue precisamente el tiempo el que les faltó “siempre me dijo que nos fuéramos lejos, que buscáramos zona de campo donde quizá era más barato y ahí podíamos empezar de cero, pero siento que en eso le fallé, quizá la situación hubiera sido diferente”, detalló.
Milagro era una mujer de 1,52 m de estatura, de cara reducida, ojos expresivos, nariz pequeña y delgada “era feliz corriendo, de hecho cada vez que anunciaban una carrera de 10 kilómetros ella participaba aunque siempre llegaba de última, pero esa era su pasión, si no corría aquí por el barrio, donde los vecinos la conocían como la mujer del pelo rojo “Ella fue un ángel, sólo así la puedo describir” dijo Mario.
Este domingo detuvieron a los dos sujetos que, aparentemente, atropellaron a Milagro y se dieron a la fuga. Trascendió que el vehículo que conducían no era de ellos sino que el dueño lo llevó al taller en el que trabajaban y dos de los empleados decidieron, en apariencia, probarlo.
PERIODISTA: Redacción Diario Extra
CRÉDITOS: Patricia Durán / Fotos: Extra TV 42
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Lunes 26 Enero, 2015
HORA: 12:00 AM
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