Editorial
Algunas personas piensan que la violencia hacia las mujeres implica solamente golpes, patadas, arañazos y puñetazos, sin embargo están muy equivocados pues además de las agresiones físicas los tocamientos impropios, los abusos sexuales y hasta las palabras hirientes son parte de esta ola de desagravios a los que día a día son expuestas las féminas, no solo del país sino de todo el mundo.
Es imposible que las mujeres salgan con miedo a las calles, pero es aún peor que vivan con temor en sus hogares de no saber si van a despertar porque su pareja está de malas pulgas. Parece imposible creer que a diario se presentan un promedio de 43 denuncias de delitos por Ley de Penalización de la Violencia contra las Mujeres.
Todas tienen derecho a amar, laborar, estudiar y caminar sin miedo, y eso es lo que buscan todas las féminas que ayer dijeron presente para evitar el abuso infantil, los embarazos en adolescentes, el hostigamiento en el trabajo, las violaciones, la trata y la esclavitud sexual.
Esperemos que la marcha que fue convocada para este martes abra los ojos de muchos que a diario les hacen daño a las damas de su hogar de una u otra manera.
Pero sobre todo que las autoridades hagan algo, pues es injusto tener que estar llorando muertes que se pudieron evitar si se hubiera puesto mano dura contra los agresores, ojalá las palabras de los ministros, del Presidente y otros de los asistentes no se las lleve el viento.
Es alarmante ver que solo en el 2013 más de 50 mil mujeres fueron víctimas de violencia doméstica, pero lo peor es pensar en que posiblemente las afectadas puedan llegar al doble, pero son aquellas que por temor no denuncian, algunas con la esperanza de que su victimario se vaya a arrepentir y cambiar; otras por amor, deciden no echarlos al agua, para que no vayan a la cárcel, porque “pobrecitos”.
Otro de los datos preocupantes con los cuales cuenta el Instituto Nacional de la Mujer es que aproximadamente 5 féminas sufren una violación o una tentativa de esta, el problema es que a los victimarios ya no solo les basta con las adultas sino que buscan saciar sus deseos lujuriosos con niñas, a las cuales les roban la inocencia y les destruyen la vida.
Y la cosa no es solo de manifestarse, la población también debe ponerse la mano en el corazón y denunciar cuando vea este tipo de situaciones, ya que si no damos aviso a las autoridades nos estamos convirtiendo en cómplices de las agresiones y más tarde nos vamos a lamentar, sin embargo el hubiera no servirá de nada.
Esperemos que las promesas no se queden solo en eso y la marcha que llegó hasta la Asamblea Legislativa para conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres sirva para que los legisladores busquen cómo proteger a las damas de los inescrupulosos que buscan aprovecharse de ellas.
Despertemos, Costa Rica; es hora de acabar con la violencia hacia las damas.
