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Nacionales

“El PLN está en crisis”

Fernando Ferraro, exministro de Justicia, conversó desde España con DIARIO EXTRA sobre sus expectativas del PLN

Con motivo del aniversario del Partido Liberación Nacional (PLN), el exministro de Justicia Fernando Ferraro quiso romper el hielo y decidió hablar del futuro del PLN, que tan criticado ha estado últimamente. Sin complejos, Ferraro conversó con DIARIO EXTRA desde España y sostiene que “la burocracia del partido” debe apartarse y dar espacio, mientras nuevas generaciones pueden reactivar la agrupación de cara a una nueva realidad política nacional. 

 

Usted no es una figura ligada a la estructura del PLN. ¿Por qué alguien ajeno a la dirigencia tradicional habla del futuro de este partido?

 

- La política no es un asunto de héroes o de estrellas solitarias, debe ser una preocupación de personas comunes y corrientes. Así que yo, como otro costarricense más en el ejercicio de su ciudadanía, tengo inquietudes sobre lo que está pasando en el país y en el partido. Soy liberacionista, y lo digo sin complejos, no como una demostración de arrogancia, sino de confianza en el potencial del liberacionismo, que va más allá de la burocracia de la agrupación y de su presente. La ciudadanía dio el mandato presidencial a Luis Guillermo Solís y al Partido Acción Ciudadana (PAC). El PLN como partido de oposición tiene el mandato que recibió de quienes votaron por sus candidatos, pero no tiene la responsabilidad de ejercer el gobierno y esto que es una obviedad es lo que debe aprovechar para reconstruirse sobre la base de un profundo análisis de su situación actual y sobre todo de su vocación de futuro.

 

Con la desconfianza que hay en la política y en los políticos, ¿vale la pena insistir en viejos partidos como Liberación Nacional?

 

- Claro que sí, es necesario entender que no hay democracia sin partidos, y como decía en el artículo, el debilitamiento del PLN, y ni hablar de su desaparición, contribuiría a dejar al país en manos de la improvisación y el extremismo.

 

¿Cuál es el estado actual de Liberación?

 

- Está en una crisis que el mismo partido no reconoce, aunque de momento siga siendo el carro de mayor cilindrada en la pista. El futuro debe, o debería constituir su razón de ser, pero no es algo dado, mecánico o automático en ningún caso, y menos en la situación en que se encuentra después del batacazo electoral de abril. Es necesario entender que debe haber un antes y un después de la campaña pasada. La situación del partido no se supera dejando pasar el tiempo, recreándose en las glorias del pasado, confiando en que la gente se olvide de todo, o peor todavía, esperando a que el Gobierno haga las cosas mal.

 

¿Se desconectó el PLN de la gente?

 

- Es indudable que sí. Eso lo demuestra el resultado de las últimas elecciones.

 

Uno de los mayores reclamos de la ciudadanía se deriva de la corrupción. ¿Degeneró el PLN en un partido corrupto?

 

- Como cualquier organización, los partidos se componen de personas de carne y hueso, de costarricenses comunes y corrientes, y yo no puedo aceptar como razonable que los liberacionistas somos una agrupación de corruptos. Las actuaciones que constituyen actos de corrupción están donde tienen que estar, es decir, en los tribunales de justicia, y si en el futuro aparecen nuevos, es ahí donde tienen que ir. Desgraciadamente en Costa Rica, el concepto de corrupción se ha utilizado como argumento para descalificar cualquier iniciativa con la que no se está de acuerdo, y así evitar el debate bien fundamentado.

 

En la última campaña de los verdiblancos, se insistió en la necesidad de volver a las raíces. ¿El rechazo del electorado es el resultado de haber desviado el camino?

 

- Si volvemos a las raíces nos enterramos, sería lo opuesto de una renovación. Los tractores que se usan para abrir montaña y construir una autopista no sirven después para transitar por ella. El problema del PLN no es ideológico, aunque de hecho hay muchas personas confundidas. Después de lograr la aprobación del TLC mediante un referéndum, el PLN volvió a ganar las elecciones de manera clarísima.

 

¿Quiénes están confundidos?

 

- Dentro y fuera del partido hay quienes cuestionan las grandes decisiones que este impulsó en materia de desarrollo. Un ejemplo, entre varios, es la crítica que se hace demagógicamente a las políticas de apertura, integración comercial y promoción de las exportaciones y la inversión privada, cuando resulta que actualmente no tenemos petróleo, gas, minerales, remesas o canal. La plata que necesita el país para mejorar el bienestar de la población, que es el objetivo fundamental, tiene que salir de algún lado. Nosotros apostamos por actividades como el comercio, la tecnología, la actividad agropecuaria orientada a la exportación y el turismo con un éxito que se refleja en la certeza de que podríamos hacer mucho más. En este sentido, es lamentable que un partido con el acervo del PLN se deje atrapar por el pleito verbal, porque no es un debate, entre los que se gritan entre sí chavistas o neoliberales.

 

¿Cuál debe ser el papel de las grandes figuras, como los expresidentes, en la renovación de la agrupación?

 

- Tienen mucho que aportar como la mayor fuente de experiencia, y más allá de las diferencias personales que puedan haber entre ellos, les une lo mismo que nos motiva a todos los liberacionistas, que es una ilusión en el futuro y una confianza en el potencial del partido que trasciende los malos momentos por los que puede estar pasando. 

 

Acusaron a Johnny Araya ante el Tribunal de Ética, solicitando su expulsión, y hay jóvenes que piden la renuncia de Bernal Jiménez a la Presidencia del partido. Parece que muchos ven la solución en desatar una guerra en el PLN...

 

- Permítame recurrir a la metáfora del duelo, que comienza con un estado de negación y sigue con uno de ira. Después de abril, escuchamos discursos arrogantes y a mucha gente actuando como si nada hubiera pasado, lo cual se tradujo en que durante casi 6 meses no se ha hecho nada diferente. Después vino la ira y con ella estas denuncias. Me preocupa que sirvan de excusa para que unos y otros salgan a dispararle con escopeta a todo lo que se mueva. El espectáculo que se está dando es muy poco edificante, cuando el partido, además de una oferta programática creíble pero trascendente, debe demostrar de nuevo, y aquí la historia no vale, la madurez y la serenidad del que puede gobernar.

 

Dado su interés en la situación del partido, ¿busca un puesto en el Comité Ejecutivo?

 

- Me parece que en estos momentos esos puestos no están vacantes, pero quienes los ocupan deben entender que una de las mayores dificultades para un líder es la de reconocer cuándo es momento de retirarse. Y más que desgastarse en intrigas de pasillo destinadas a ganar un puesto al que muchos aspiran sin mayor idea de qué hacer o para seguir haciendo lo mismo, lo que verdaderamente me interesa es contribuir a crear una corriente que con su actividad promueva la renovación del partido.

 

Todo mundo habla de la renovación del PLN. ¿Cómo se logra eso?

 

- Primero que todo, admitiendo que el partido se desconectó del sentir de la mayoría de la gente y debe hacer un esfuerzo por recuperar la confianza del costarricense. Además, hay que abrir puertas y ventanas. No sólo permitir la autocrítica, sino fomentarla sin miedo a notas de prensa, editoriales y opositores. Se puede debatir con respeto y sin personalizar la discusión, pero el disimulo es simplemente un suicidio en diferido. Al mismo tiempo, debemos reconocer que el PLN debe generar mecanismos de consulta y divulgación, que le permitan restablecer la comunicación con toda una serie de organizaciones que incluyen, pero van más allá de los señores de saco y corbata con los que tradicionalmente se asocia. 

 

Hay que hablar con los representantes de una diversidad de intereses y necesidades presentes en la sociedad, con los que dejó hace mucho tiempo de dialogar en función de un proyecto país. Es en este proceso, donde hay que incorporar a los jóvenes, y es en este proceso donde surgirán los nuevos liderazgos que contribuirán a renovar el partido.

 

Usted ha dicho que el problema de Liberación no es generacional, ¿pero ahora dice que hay que darles espacio a los jóvenes?

 

- Lo que digo es que no podemos menospreciar la experiencia, pero el involucramiento de la juventud es indispensable. Los jóvenes no deben sentarse a esperar a que los llamen. El liberacionismo los necesita y aquí sí vale citar la historia, Don Pepe nunca se sentó a esperar que le dieran campo. En todas las edades hay mentes abiertas a la renovación y la burocracia del partido debe darles el espacio. 

 

Sin embargo, a la hora de motivar a la juventud, ¿puede ser un problema el tono conservador que adoptó el partido en los últimos gobiernos? 

 

- Desgraciadamente, y por cálculos de muy corto alcance, el partido se alió en la Asamblea Legislativa con representantes de sectores muy cerrados y no pudo evitar impregnarse de un tufo conservador absolutamente extraño a su identidad e historia. El liberacionismo es una fuerza progresista y pragmática, que por desgracia ha fallado de manera monumental a la hora de explicar cómo y por qué sus políticas responden a un principio básico, que es el de la solidaridad. Por ejemplo, a pesar de la crisis de 2008 y 2009, los gobiernos de Arias y de Chinchilla protagonizaron uno de los periodos de mayor inversión social.

 

Finalmente, ¿cuál es su llamado al Partido Liberación Nacional?

 

- Que hay que reaccionar y no hacer como en el Titanic, donde la orquesta tocaba mientras el barco se hundía.

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Martes 25 Noviembre, 2014

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