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Opinión

Editorial

“Para verdades el tiempo”, dice un viejo y reconocido adagio, que hoy se aplica lastimosamente al caso de espionaje del que fue víctima el guardameta costarricense, militante del Real Madrid, Keylor Navas. Es un caso similar al que este mismo año le ocurrió al Grupo Extra, al cual le levantaron todos los chingos para conocer no solo información editorial, sino de carácter empresarial.

 

Según se dio a conocer no solo en Costa Rica, sino en el mundo entero, una vez más el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y un par de miembros del Ministerio Público, hicieron abuso de sus bases de datos para espiar literalmente a un tico que hasta ahora nunca ha tenido problemas con la justicia y disfruta las mieles de su esfuerzo en tierras extranjeras.

 

Peor aún, los investigadores incurrieron en falsedad, al crear un expediente ficticio a nombre del arquero para así poder ingresar al sistema y conocer detalles.

 

Lo anterior, además de criticable, no es la primera vez que ocurre; este medio puede dar crédito del espionaje descarado que la policía judicial pueda engendrar en su afán de dañar la honorabilidad y dignidad de personas y empresas.

 

Resulta increíble que 24 oficiales y 4 fiscales de la República, de delegaciones de todo el país se dieran la potestad de ingresar a los registros de información confidencial del portero que triunfa en España, para conocer detalles privados y quién sabe con qué objetivo, pues no hay sustento para tales consultas.

 

Lo anterior, además de ser reprochable, causa mucha preocupación pues dentro de esas paredes hay miles de funcionarios con acceso a bases de datos secretas, que contienen información valiosa la cual podría caer en manos de gente inescrupulosa.

 

Es inentendible cómo si se trata de información sensible esté a la mano de un cualquiera, que por el solo hecho de andar con placa y pistola se acredita tales atribuciones.

 

Ya la Corte pegó el grito al cielo, los jefes de ambas dependencias deben estar pegados al techo como decimos popularmente, pues sus propios subalternos le están dando evidencia al pueblo del mal manejo que hacen de las bases de datos y la violación clara en que incurren a la privacidad e intimidad.

 

Se les olvida que el Estado es garante de esa información y, como tal, deberá dar la cara por tal falta.

 

Se nota que además de entrometerse ilegalmente en los archivos, les sobra tiempo para estar en vagabunderías, pues calle afuera hay cientos de delincuentes y redes de crimen organizado operando en Costa Rica que requieren de labores exhaustivas y uso de dichos instrumentos.

 

¿Quién dice que todo policía, fiscal, juez o funcionario judicial puede con solo digitar una clave accesar a estos datos?

 

¿Quién dice que la policía judicial averigua como se le antoja detalles familiares, profesionales, y hasta económicos de un ciudadano que no es sujeto de investigación?

 

Esto parece una broma, pues estos señores a los que además les han empoderado en la figura de la investigación criminal, casi que homologándose a la ficticia serie de CSI, sienten que son los dioses del Olimpo y no solo sobrepasan sus potestades policiales, sino también toman y dejan datos personales según les da la gana.

 

El mismo OIJ, en la voz de su jerarca, dijo que la investigación hecha a Navas es ilegal y tomarán las medidas del caso.

 

Esperamos que así como lo admitió el señor Segura, así de firme sean las acciones que se tomen contra esos funcionarios que la verdad se pasaron de graciosos, pues hicieron uso indebido de recursos públicos que tanto hacen falta.

 

Ojalá esto no acabe como el caso de DIARIO EXTRA, con una palmada en la espalda, mientras los responsables de espiar siguen tranquilos en sus puestos.

 

Si es grave como dicen las autoridades, entonces que los saquen de una entidad que hasta hoy, pese a todas las debilidades y metidas de patas, sigue gozando de credibilidad.

 

Faltaba menos, la disculpa de don Francisco Segura era justa y necesaria, pero también tras reconocer que se le salieron del saco unos cuantos. Es urgente decirle al jerarca que adentro de este cuerpo policial hay gente realmente corrupta, vaga e inoperante, que de verdad le hace sombra a la labor fundamental que se le encomienda; la de cuidar a los ciudadanos.

 

Alguien debe ponerle un alto a estos abusos, para ello deben hacerse reformas orgánicas al Poder Judicial y ejecutarse con total diligencia una ley aprobada hace poco tiempo, como es la de protección de datos personales.

 

No hay justificación alguna para dejar que miles vean informaciones confidenciales, un agente o fiscal que haya creado un expediente falso es capaz de todo y acá hablamos de administrar justicia de forma transparente, pero estas situaciones nos ponen a todos a dudar.

 

A nuestros lectores les confirmamos nuestro compromiso de seguir el caso y pedir a quienes sea necesario respuestas de una falta que a todas luces raya con la moralidad y la legalidad.

 

Para terminar es necesario decirle, don Francisco Segura, que usted también le debía una disculpa a los medios de comunicación cuando los espió violentando al libertad de prensa, de reserva de la fuente y el derecho de los cuidadanos a estar informados.

 

Pero imaginamos que es mucho pedir.

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Jueves 30 Octubre, 2014

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